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"Cuando nos subimos a un escenario nos sentimos superhéroes"

Espero a cinco entrevistados. B Vocal son Juan Luis García, Fermín Polo, Augusto González, Alberto Marco y Carlos Marco. Alberto no ha podido venir, pero con cuatro tengo suficiente. Me pregunto cómo hacer la entrevista para que quede más o menos ordenada pero al llegar, el caos comienza y prefiero optar por no preocuparme, que cada uno responda, sienta y ría lo que quiera. Porque de eso trata B Vocal, de sentir y hacer lo que les sale natural. Humor y mucha música a capella. Han girado por medio mundo y ahora regresan a la capital, “Nos apetecía mucho volver a Madrid”, se alegra Augusto. Días después de la entrevista, los veo en el escenario y me doy cuenta de que no hay ni un ápice de exageración en lo que dicen, verlos y sentirlos, dejarse llevar por sus voces, es subir al cielo.

Jesús Redondo – El espectáculo que presentáis estos días en el Teatro Bellas Artes se llama Diversiones Originales, ¿qué va a descubrir el espectador que vaya a veros?

Juan Luis García - Va a descubrir la esencia de B Vocal, música de todos los estilos que os podáis imaginar, siempre a capella, no hay ningún instrumento, aunque parezca que los hay, con una dosis bastante buena de humor, un poco de teatralidad, incluso un poco de baile, un espectáculo bastante completo; siempre, eso sí, girando alrededor de la música a capella.

 

JR- Y ¿hay algo que diferencia a los otros que habéis hecho?

JG- Son veinte años los que llevamos en el escenario y, quieras o no, como somos muy animales de escena, llevamos más de 3.000 conciertos, se nota el aprendizaje que hay, el feedback con el público, que te enseña paso a paso, lo que le apetece ver de ti y lo que a ti te apetece enseñar al público.

 

JR- ¿Y qué os apetece enseñar ahora?

Augusto González- Cuanta más carne mejor –empieza bromeando-, aunque no estemos tampoco mucho para enseñar. Lo que nos apetecía era volver a Madrid, tuvimos un par de temporadas muy buenas hace seis años y lo echábamos de menos. Hemos actuado en el extranjero, hemos hecho muchas giras, pero ese punto de estrenar en la capital, el ambiente de los teatros, nos apetecía.

Carlos Marco- Cierto. Estas actuaciones son el colofón final de este espectáculo con los temas del disco Diversiones originales, es un espectáculo que ha rodado por toda España y parte del extranjero, nos faltaba Madrid y es el final de, digamos, casi una era. Es un espectáculo muy cerrado al que le tenemos mucho cariño porque disfrutamos mucho de él.

JG- Sí, con los demás sufrimos.

Fermín Polo – ¡Ya nos tocaba disfrutar un poco! (ríen)

JG- El nombre, Diversiones originales, habla de lo divertido, de las versiones y también habla de los temas originales. En ese sentido, la gente va a conocer los temas propios de B Vocal, nuestras letras, además de una manera bastante humorística. Hay uno que se llama ‘Hazlo a capella’ que habla directamente del trabajo que hacemos, un recorrido por siete estilos musicales, desde el punto de vista de nuestro humor particular. Hay un número que se llama ‘Aún te sigo amando, Fernando’, que es un bolero en el que la gente se divierte muchísimo y luego hay otro número que no te voy a contar, porque hay que verlo, y que es una sorpresa muy fresca.

 

JR- Habéis cantado en diferentes temporadas en el Teatro Bellas Artes ante más de 30.000 espectadores, ¿qué sensación recibís del público en vuestros espectáculos?

AG- El público madrileño es que un público que está muy habituado a que venga de todo, entonces, enseguida te muestra si le está gustando o no. En nuestro caso, tenemos la suerte de que les gusta bastante, entran en el juego, aunque al principio se sorprenden un poco. Hay mucha gente que viene sin saber bien a qué están viniendo, hasta que no se sientan en la butaca y ven cómo es el espectáculo, no se dan cuenta de todas las posibilidades que hay en la música a capella.

CM- Al fin y al cabo, espectáculos de música a capella no hay muchos. Hay un poco de curiosidad en qué es, qué va a pasar, será un coro y un piano,…

JG- O cinco strippers,… Ya nos gustaría, no nos da el presupuesto, no da tiempo para el gimnasio.

 

JR- ¿Cómo os conocisteis y decidís formar un grupo musical?

CM- Todos venimos del mundo musical, del mundo clásico. Nos juntamos, vimos que se nos daba bien, que hacíamos pasar un buen rato a la gente,…

JG- A nuestras madres, nuestros amigos,…

FP – Y luego ya te lanzas a conquistar nuevos públicos.

 

JR- Pero, ¿cómo decidís hacer música a capella?

JG- La voz, el cante, era lo que teníamos todos en común. Fue un poco natural, era muy fácil.

CM- Al principio era un repertorio más coral, pero luego fue evolucionando, al beatbox, cantar sin instrumentos,… hasta lo que es ahora B Vocal.

JG- Una de las cosas que más nos dice la gente que nos conoció hace diez, quince o veinte años, es la evolución que ha tenido el grupo, la cantidad de nuevas cosas que hemos incorporado y cómo hemos ido creciendo en la puesta en escena.

 

JR- ¿Cuál es el instrumento que más os ha costado crear?

JG – Depende a quién, a cada uno se le da mejor una cosa.

CM- Hay veces que algunos tiempos de beatbox son muy complicados, tenemos que trabajarlos unos meses para que salgan bien.

JG- La batería vocal es muy completa, es como hacer muchos instrumentos.

CM- En general, es más fácil imitar, por ejemplo, los instrumentos de viento porque realmente ya tienes un poco la proyección, la trompeta,… Los de cuerda tienes que hacer un poco más de articulación y a veces puede parecer más una simulación vocal, una imitación vocal, que el instrumento en sí. También conseguimos con los efectos de técnica, con la amplificación, acoplar el sonido para que dentro de lo que es el todo, la sonoridad del tema musical, te evoquen a la canción.

JG- Por ejemplo, Alberto, que es el que falta, hace una guitarra eléctrica bastante fiel.

AG- Aunque tampoco puede ser perfecta porque al final tiene que haber un punto en el que se vea que es humano.

CM- Tampoco nos obsesionamos con la sonoridad de un instrumento, en una versión musical tienes que buscar un fonema, un coro con una vocal adecuada y no tanto que parezca una guitarra, una trompeta o un piano, sino que hay una densidad armónica, con un pum, pum,…

JG- Incluso a veces, cambiándolo, que una canción sea estrictamente vocal, puede convertirla incluso en más atractiva, o más divertida…

 

JR- ¿Y cómo se hace una versión flamenca? ¿Hay palmas?

JG- Hay palmas, hay baile, hay zapateao, pero la sonoridad de la guitarra, el cajón flamenco, todo eso se hace vocal, lo único que hay que no sea vocal es la percusión corporal que entra también dentro de nuestra naturalidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

JR- Vuestros espectáculos están acompañados de mucha comedia y cierto aire clown, ¿el humor es imprescindible en la concepción de vuestros espectáculos?

JG- Lo llevamos muy natural.

FP- No sabemos hacerlo de otra manera, surgió así.

AG- Hemos intentado hacerlo serio…

JG- El primer cuarto de hora se intenta, pero dura poco.

CM- En alguna ocasión, sí que nos ha tocado un repertorio, a lo mejor, de música antigua, entonces, en medio de una polifonía palestina, no te vas a poner a hacer el pijas, ¿me entiendes?

AG- Pero, al final del concierto, aunque sea… Metemos algo que la gente diga, esta gente tiene comicidad. El humor está en la esencia del grupo, antes la música. La presentación de la música llevó al humor.

JG- Y no en todos los números metemos humor. Escalonamos el espectáculo con temas de humor, con diferentes solistas, diferentes sonoridades, diferentes estilos,… Lo más dinámico posible, saltando de una cosa a la otra.

CM- Si todo el espectáculo fuese humorístico sería muy difícil de mantener, ni la gente lo espera tampoco.

AG- La gente también quiere ver una canción y ya está. Luego, me divertiré, oiré la canción,… y luego ya me iré, porque tengo unas ganas de irme de aquí… (ríe)

 

JR- Lleváis veinte años de trayectoria y éxitos internacionales, ¿esperabais que la música a capella diese para tanto?

CM- Sinceramente, no. Quizá los últimos doce o trece años sí que han sido fuertes para B Vocal, hemos salido internacionalmente y hemos empezado a ver que nuestro trabajo tenía un peso, le empezamos a dar valor, ganamos un concurso y tal… Parece que somos buenos. Empezaron a llamarnos de otros países y a tener un circuito por Asia, por EE.UU.,…

AG- Es curioso lo que dice Carlos, no fuimos conscientes hasta que no nos comparamos saliendo fuera. Estábamos aquí en nuestro cascaron de España que había muy poquito y dijimos vamos a ir a Austria.

JG- Para ver que nos encontrábamos porque Centro Europa es mucho más culta, fuimos un poco en plan Paco Martínez Soria con el fuet debajo del brazo, y ¡buah!, esta gente piensa que somos muy buenos, además de mi madre y mi tía, también los austriacos...

AG- Qué también son austriacas mi madre y mi tía pero no tienen nada que ver… (ríe)

CM- Es quizá el momento en el que miras a tus referentes en la música a capella, artistas a los que te gustaría parecerte, y cuando en China, de repente, en un auditorio gigante, alucinante, ves un cartel tuyo y al lado el de los Swingle Singers, por ejemplo,…

AG- Y en algunos no está ni el de los Swingle Singers y está el tuyo…

CM- Ese momento fue, por lo menos para mí, el de decir, hemos llegado.

AG- Me acuerdo en una entrevista que nos hicieron en un periódico local de Aragón, el periodista se quedó con el titular de una de las frases que dijimos, “Si podemos, cantaremos en todo el mundo”, no había sido consciente de esa frase, y pensé, y ¿por qué no? Es complicado, ambicioso, quizá imposible, pero poco a poco, vamos llegando.

JR- En esas giras por medio mundo, ¿qué país o cultura os ha sorprendido más con su recibimiento?

JG- En general, Asia ha sido un choque fuerte. Quizá Corea del Sur. De repente, plantarte en un auditorio de 3.000 personas lleno hasta la bandera por coreanos gritando que les encanta, que quieren otra…

AG- Acabamos la primera canción y ¡ua!

JG- Se nos cae el auditorio encima.

FP- También solemos cantar canciones del sitio al que vamos. En Asia lo aprecian muchísimo, haces el esfuerzo de cantar en su idioma, que no es fácil, suponemos que se entiende, nos ves ahí repitiendo como un lorito, ese momento es un puntazo.

JG- Cuando llegamos en 2008 a Taiwán y, de repente, eres un artista internacional y, además, vienes de España, superexótico. Te valoran con la visión un poco cateta, que nos pasa en España, de cómo eres de fuera, eres mejor. El choque es muy fuerte.

JR- ¿Y esto lo habéis notado en España?

JG- Es verdad que hubo un salto cuando empezamos a regresar de fuera.

FP- Cuando volvimos de Nueva York, fuimos a un concurso y ganamos cinco premios y eso en la prensa se notó, aunque eras el mismo que hacía dos semanas.

AG- Y la parte asiática le llama mucho la atención a la gente, porque artistas de primera fila no exploran ese mercado, más bien son otro tipo de compañías más folclóricas, de flamenco, que venden un producto muy específico. La gente se pregunta, ¿estos qué hacen allí?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

JR- ¿Cuál es la mejor crítica que os han hecho?

FP- Me acuerdo de una señora al salir del espectáculo en Vigo, tenemos por costumbre saludar al público y firmar los discos, y vino una mujer, me dio un abrazo y me dijo que llevaba cuatro años sin salir de casa porque había muerto su hijo y era la primera vez que salía a algo así y que se lo había pasado muy bien, que se había reído, que se había sentido mal porque se había reído pero que estaba muy contenta. Realmente no te das cuenta del poder que tienes encima de un escenario.

JG- A mí me pasó una parecida con un padre, iba con un chaval preadolescente, con la gorra echada hasta abajo y el hombre vino emocionado y me dijo que él era su hijo, que era autista y que era la primera vez que lo veía reaccionar ante un estímulo, ante un espectáculo. Imagínate, los pelos de punta, que alguien te regale esa confidencia, no tiene precio, es impagable.

CM- Y eso la gente que te lo dice, cuanta gente no dirá nada y le pase lo mismo.

AG- Hay grandes frases, de críticas muy buenas pero al final, te quedas con las cosas cotidianas.

JG- Es que es para la gente para la que estás trabajando.

FP- Luego te pasan y se te quedan ahí en la memoria. Me acuerdo también de un grupo de chavales sordo ciegos, los pusieron pegados al bafle de graves y te veías a los chavales llevando el ritmo de las vibraciones. ¡Qué pasada!

JR- Habéis escogido uno de los caminos más complejos a la hora de dedicarse a la música, ¿soléis ser así de arriesgados en las decisiones que tomáis en vuestra vida?

JG- Yo creo que sí, que hay ciertas épocas en la vida de cada uno, en las cuales ha apostado… Simplemente el hecho de que seamos un grupo, que llevemos veinte años profesionalizado, implica un modo de valentía, soltar cada uno las riendas de lo que nos daba o nos empezaba a dar de comer por aquel entonces, porque éramos bastante jóvenes y, de repente, apostar todo a BVocal.

AG- Yo, además, todos los fines de semana hago puenting –bromea-

JG- Yo, por ejemplo, dejé familia, amigos, ciudad, me fui de Córdoba a Zaragoza, los conocí y ahí me quedé.

JR- ¿Cómo se mantiene un grupo veinte años? ¿Hay que quitarse todos los egos de encima?

CM – Todos no, pero muchos sí.

FP- Suavizarlos al menos.

JG- Y acercarlos.

AG – Hay que saber cuándo hablar, entender la personalidad de los demás, aceptarlos, no creer que tú eres mejor en nada. Poner todos de nuestra parte, nos privamos de muchas cosas y tenemos muchas cosas juntos, mucha convivencia. Aunque también te lo digo, nos enfadamos y nos mandamos a la mierda, no sería sano no hacerlo.

JG- Es importante mandarse a la mierda pero enseguida, cuando reunes el cariño que hay, disculparse, hablar las cosas, ponerlas en común, darse un besito, como digo yo, y seguir para delante.

JR- Por último, nuestra pregunta fetiche, ¿qué sentís cuando os subís a un escenario?

JG- Me siento en casa y me siento, en ciertos momentos, con una especie de superpoder, por decirlo de alguna manera, tus manos, tu voz, tu expresión se alarga, llega mucho más, tienes la capacidad de chasquear los dedos y que ese chasquido influya en toda la gente que tienes delante. Evidentemente, como todo superpoder conlleva una responsabilidad, dar lo mejor de ti, me encanta hacer feliz a la gente.

FP- Coincido con lo de la responsabilidad. Me acuerdo que hace muchos años en un curso de canto, el profesor me dijo, “está muy bien, cantas muy bien pero no me lo has vendido. Técnicamente está bien pero no me dice nada, no puedes olvidarte de que aquí hay gente que ha dejado su vida, ha dejado lo que estaba haciendo, tan importante o más que lo que estás haciendo tú, y viene aquí y, a veces, hasta se gasta el dinero, que le ha costado ganarlo y está ahí, una hora, dos horas,… Tienes que darme algo más”. Esa responsabilidad existe siempre, creo que es el origen del miedo, de si me caeré, me sabré el texto, se me olvidará la letra de la canción o desafinaré. Y no solamente hay una persona sino que está el patio de butacas, a ser posible, repleto. Cada persona con su historia, con su mundo, y te está mirando a ti, o él o al de al lado, no tienes más apoyo que ellos, que son la ostia de apoyo pero estás ahí solo, casi desnudo, tienes que darle algo, ese superpoder te da la responsabilidad de tener que hacerlo lo mejor posible, de sentirte mal si no das todo lo que tienes. Por respeto, fundamentalmente a ti, no puedes hacer un bolo como si tal cosa.

JG- No hay público pequeño ni mal entendido, me hace gracia la gente que te dice yo es que no entiendo. Si trabajáramos para el entendido, apaga y vámonos, me expreso para gente como yo o por encima de mí, que yo soy muy normalito, te gusta o no te gusta, ya está.

CM- Me acuerdo de los inicios del grupo, cuando salía al escenario muerto de miedo -en el primer concierto estaba más tieso que una tabla-, no disfrutaba nada. A lo largo de los años, todo eso ha ido desapareciendo y ha dado paso a otra cosa muy diferente. Egoístamente, cuando me subo a un escenario intento sentirme bien yo. Por ejemplo, cuando cantas un solo y estás implicado emocionalmente de una manera muy fuerte, tienes que recogerte hacia ti para que se transmita al público. Es un momento de conexión que no puedes ni explicar. Te acuerdas de gente que ya no está y que disfrutaba contigo. Esa energía se transmite.

AG- Yo voy a decir lo que sentiría sin el escenario en una palabra. Absoluta oscuridad. Es una necesidad vital.

JR- Pues que siga brillando la luz. Muchas gracias a todos.

JG- Sí, porque si no te pegas un ostión, que ha ocurrido (ríen). Gracias a ti.

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