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"Subirme a un escenario me hace mejor persona"

Nos encontramos con la actriz en la puerta de los Teatros Luchana. Acaba de aparcar su coche en un minuto, ha tenido suerte. Viene acelerada, cargada de bolsas pero al entrar en la sala donde representa Constelaciones su mundo se para y ella y yo somos uno en una conversación de confidencias y confesiones. “Yo antes siempre me sentaba la última en clase. Hay que vencer ese miedo”. El trabajo le ha hecho aprender a vivir las cosas detenidamente, sintiéndolas y disfrutándolas. Ahora toda su energía está centrada en la dulce Marian de Constelaciones y en la rencorosa Anabel de Vis a vis. 

Jesús Redondo- ¿Por qué la gente tiene que ver Constelaciones?

Inma Cuevas- A nosotros es un texto que nos entusiasma porque habla de las múltiples posibilidades del amor. Son dos personajes, Roland, apicultor urbano, y Marian, física cuántica, en un texto que está escrito con una dramaturgia muy particular. Lo que propone Nick Payne es una misma situación con un pequeño cambio que transforma esa idea, la modifica o la cambia, nos presenta esa pregunta eterna que tenemos siempre de qué hubiera pasado si hubiera decidido esto o lo otro. Habla de las decisiones que tomamos en la vida y lo importantes que son. Esta idea no nos puede anclar, porque nos morimos, después de tomar una decisión tienes que continuar, ser arriesgada y valiente. Estos personajes se encuentran en una barbacoa y, a partir de ahí, se suceden múltiples situaciones reconocibles, enamoramiento, amistad, rechazo, desenamoramiento, momentos felices, momentos muy dramáticos,… eso es Constelaciones, es un drama-comedia, un espectáculo que tiene muchos picos, es muy ágil y rápido. Estamos muy contentos porque ha gustado muchísimo, ha tenido repercusión en el público, en la profesión y la crítica nos ha avalado. Estábamos deseando seguir en Madrid y por fortuna los Teatros Luchana nos han abierto su casa.

 

JR- ¿Cómo surgió este proyecto?

IC- Constelaciones es un texto que Fran Calvo y yo encontramos en Londres en distintos momentos de nuestra vida y un día poniendo en común ideas para seguir creando, descubrimos que teníamos el mismo texto en las manos. Era una señal, había que seguir rebuscando por ahí y ver a dónde nos llevaba. También la vida nos dió la posibilidad de hablar directamente con el autor, que se entusiasmó con la idea de ayudarnos a levantar este espectáculo en un espacio pequeño, igual que empezó en Londres. Estrenamos en la sala Kubrik Fabrik con un aforo de unas noventa personas, luego estuvimos en el Teatro Lara,...

 

JR- ¿Ha sido muy complicado sacarlo adelante?

IC- Ha sido complicado. Con la perspectiva, pienso que he sido muy osada porque al principio vas a ponerlo en pie y dices, vamos a buscar producción,… pero te das cuenta de que es muy complicado. A priori, Fran y yo íbamos a dejar que nos movieran pero al final, con la ayuda de mi pareja, decidimos montarlo nosotros. Pensábamos hacer una cosa pequeñita, dos actores, una luz, tu ropa y la mía pero nos dimos cuenta de que este texto había que hacerlo bien, y dentro de nuestras posibilidades hemos intentado hacerlo lo mejor posible. De ahí nació Kendosan Producciones, con la idea de que Constelaciones fuera el punto de partida y seguir creando, de hecho ya estamos con las mariposas en el estómago por cual será nuestro próximo proyecto. Constelaciones nos refuerza a la hora de pensar que somos capaces de levantar un espectáculo. Y también que nos rodeamos de gente maravillosa que te ayuda a levantar el proyecto, como Fernando Soto que lo dirige, de Blue Stage Family con la escenografía y la iluminación,…

 

JR- Precisamente por Constelaciones ganaste tu tercer premio de la Unión de Actores, ¿te sientes querida por tus compañeros?

IC- Siempre lo digo, los compañeros me demostráis el calor humano de la profesión y siento un empujoncito que me dice, venga, lo estás haciendo bien, vas por buen camino. Eso es… ¡Imagínate! Es increíble. La profesión es muy complicada, somos muchos, hay grandes personas, grandes actores… Soy más que afortunada, soy una privilegiada. Aunque no quiero creer en la suerte, quiero pensar que estoy trabajando fuerte y obtengo resultados, aunque no lo haga para recoger premios… Si a una persona del público le gusta, es un premio. Con MBIG en La pensión de las pulgas, mi personaje guiaba al público, los espectadores me hablaban y es grandioso saber en directo que la función está gustando.

 

JR- Te pude ver en el escenario recogiendo tu premio por Cerda, ¿ya has dejado de estar pluriempleada?

IC- (Risas) Venía acelerada, de hacer una función en el Teatro Lara, iba corriendo por la Gran Vía, quemando tacón, pero tranquila porque pensaba que no iba a llegar y que el premio se lo iban a dar a Ana Wagener. Fue quitarme la peluca, ponerme el vestido y correr. Me senté en la butaca, dieron el premio al mejor actor de teatro, el siguiente era el de mejor actriz y dijeron mi nombre. Yo estaba en una esquina perdida, pensaban que no había llegado pero alguien gritó ¡está aquí! Después me contaron que en la gala se había hablado de lo complicado que está la profesión y, de repente, llegué yo con esa energía diciendo que estaba pluriempleada,… 

 

JR- ¿Y cómo vivías ese momento de pluriempleo?

IC- A mí me enseñaron a decir que sí a todo hasta que no pudiera y he estado dos años así. También porque la profesión ha cambiado el ritmo. Antes tú trabajabas de martes a domingo en un teatro durante dos meses y ahora el lunes haces una función, el martes otra,… Si no es así no comes… Tuve la suerte de tener trabajo, estaba de lunes a domingo haciendo cinco espectáculos distintos. En esa época, tenía muchísima fuerza, la sigo teniendo pero he aprendido a vivir de otra manera. Yo ya he vivido eso, estuve de un sitio a otro, sin comer, sin dormir, lo pasé pipa pero también te digo que no sé que viví, no fui consciente. De hecho, el momento de Cerda, lo recuerdo porque lo grabaron mis amigos, me han pasado cosas maravillosas pero no las he vivido, han pasado por mi vida muy rápido. Ahora he parado, estoy más tranquila, estoy muy centrada en Constelaciones, en Vis a vis,… Ahora me toca vivir otra etapa. Y bueno, pluriempleada sigo porque estoy con una serie de televisión y con una función, algo que hacía antes, cuando estaba en La Señora estaba en una función en el Teatro Español, y con un infantil, he vivido así desde casi que empecé en la profesión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

JR- Hablando de tus inicios, el teatro en el colegio fue muy importante en tu vocación, ¿qué crees que aporta el teatro en la educación de los alumnos?

IC- Sobre todo trabajo en equipo, trabajar con el compañero,... En el teatro se trabaja la voz, el cuerpo, la psicomotricidad, el baile, te hace estar seguro con tu cuerpo, estar presente en el espacio, dejar espacio a tu compañero. En la vida uno tiene que saber donde está él y donde está el otro, no invadir, pedir permiso, respetar a los demás,… También he leído mucho, leer te abre la mente creativa, la imaginación, que es lo que ahora están capando y es fundamental ser creativo en la vida. Yo era una niña muy tímida, muy responsable y a medida que he ido creciendo, me he soltado más, he dejado que las cosas me invadieran, ser más sensible a la vida, más receptiva al mundo,… Eso me lo ha dado el escenario.

 

JR- Sigues formándote a la par que trabajas, ¿hay algo que hayas aprendido últimamente que haya cambiado tu forma de interpretar?

IC- Siempre pienso que no sé nada. Cuando voy a un curso voy con actitud de alumna, de absorber todo y de pensar que no sé nada. Viene bien para reafirmar, para dar una vuelta de tuerca que antes no habías dado. Siempre estás trabajando con gente nueva, profesores que te dicen lo mismo pero con un punto de vista distinto. Y eso te abre la mente, te hace ver que hay múltiples posibilidades, como Constelaciones, de ver las cosas, de hacerlas, que nada es incorrecto a la hora de crear, porque hasta el error es positivo. También me reafirmo en las cosas que manejo y descubro que tengo unas raíces fuertes y que el árbol no se va a mover. Yo era de las que al principio se ponía en la última fila hasta que entendí que en primera fila también se está bien. Hay que creer en uno, no tener miedo, mirarse al espejo y decir esa soy yo.

 

JR- Tu primer no en esta profesión vino de parte de la Resad, ¿qué se siente cuando te dicen que no?

IC- Se me vino el mundo encima, estudié Turismo pero no me encontraba allí. Me hablaron de la escuela Réplika, estudié el primer año pensando coger formación y experiencia y volver a las pruebas de la Resad. Al final de ese año, me di cuenta de que estaba tan ricamente allí, feliz con la formación, con mis compañeros, y continué. Al principio, cuando eres más joven es muy duro que te digan no porque siempre estás pensando qué habré dicho, no voy bien vestida, no lo hago bien, no se me habrá entendido,…. Siempre piensas que son cosas que van contigo, y es duro porque es un rechazo continuo. Yo me hacía guiones en mi casa para ir segura porque era muy difícil que te dijesen que sí. Ángel Amoros, un profesor mío, decía que cuando un actor entra por la puerta, el director de casting ya sabe si te quiere o no, el 80% lo tienes ganado o perdido desde el primer momento, tienen una idea en su cabeza, saben qué buscan,… Luego tienes que convencerle de que tú puedes con ese personaje, esa es tu labor. Hay que ir a por todas, hacer la prueba bien, estudiarte el texto, ir bien vestida dependiendo del personaje, todo lo que esté en tu mano tienes que hacerlo, pero hay ciertas cosas que no dependen de uno.  

 

JR- ¿Y cómo nos enfrentamos a estas cosas?

IC- Yo he aprendido con el tiempo a que el no es parte de la vida del actor y, sobre todo, a no tomármelo a lo personal. Tanto si te dicen que no como si tú dices que no a un proyecto, al final estás marcando un camino en tu vida. Si te dicen que no es que no era para ti, no tienes que vivir eso, no hay que obcecarse, porque mañana pasa otra cosa seguramente mejor, mañana cambia la vida. He madurado muchísimo en este último año. Ahora estoy en Vis a vis y estoy feliz. Me han dicho que estaré toda la temporada pero en el tercer capítulo a lo mejor me dicen que un personaje me clava una aguja en el baño y me mata y hay que estar preparado para eso. Hubo una película que, después de tres meses de pruebas, me dijeron que no. Uno tiene que ser consciente de lo que es y de su profesión y si no hay cine, no hay tele, el teatro siempre será la casa. Está bien, aunque duela, que te digan muchos noes para aprender. Hay que ir a por todas, jugar, divertirse, relajarse,…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

JR- Llevas en activo desde que terminaste los estudios pero es ahora, con Vis a vis, cuando eres reconocida por el público, ¿te sientes ahora más actriz por este hecho?

IC- Me pasa que, de repente digo, pero si siempre he estado ahí… Hay gente que me dice te acabo de descubrir y es guay, la tele es lo que tiene. ¿Y sabes lo que pienso? ¡Qué bien! Esta gente va a venir al teatro. Veo lo positivo de todo esto. Las redes sociales multiplican la información y estamos más presentes en la profesión y en el público en general. Creo que soy más actriz porque pasan los años y una sigue trabajando y va aprendiendo más. Soy afortunada por trabajar en una serie de éxito, con una repercusión como esta, me ha tocado la lotería. Serie que haces y no sé ve, es como si no se hubiese hecho. Y cuando no sales en la tele, parece que no haces nada. Trabajar en la tele me permite ahorrar para seguir haciendo teatro y que la gente que me conoce de este medio vaya a verme al teatro.

 

JR- Además de en Constelaciones, ¿dónde te podremos ver?

IC- En Vis a vis. Ahora estoy centrada, sabiendo que una tiene que vivir las cosas, reservar energías. Me quiero permitir vivirlo. En principio, estamos septiembre y octubre con Constelaciones y en noviembre empezamos a rodar la serie y quiero estar con toda la energía allí y disfrutando de cada cosa. De hecho, estoy aprendiendo a decir que no. A lo mejor la gente no lo entiende, pero hay proyectos que me encantan a los que tengo que decir que no. Ni es bueno para mí ni para el proyecto. Y, eso también te lo digo, deseando que llegue cine, me apetece hacer cine. Hice una peli de bajo presupuesto, El silencio de los objetos, dirigida por Iván Rojas y Norberto Gutiérrez, una obra muy coral con un texto precioso, muy sensible, diferentes historias entrelazadas,... Me recuerda a Piedras de Ramón Salazar,  que me vuelve loca. Lo que pasa es que haces un poquito y te quedas con ganas de más.

 

JR- Por último, la pregunta de nuestra web, ¿qué significa para ti subirte a un escenario?

IC- Subirme a un escenario me da la vida. Me da la oportunidad de comunicarme, de responderme a muchas preguntas que de otra manera no me las respondería. Me hace mejor persona. Y me da la oportunidad de estar en comunión con gente que no conozco y eso me apasiona. Descubrirme, crecer e intentar pensar que con lo que hacemos en el escenario podemos cambiar aunque sea un pelín el mundo. El escenario es un espacio mágico, sagrado. En el momento en el que se cierra esa puerta se para el mundo y estamos todos a una. Te puedes venir con dolor de cabeza, entras aquí y se te olvida, aunque luego vuelva. Intento que el espectador se olvide de sus cosas, se relaje y piense.            

 

JR- Muchas gracias, Inma, por estrenar nuestra sección de entrevistas.

IC- A ti. Un placer.

 

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