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"Subirme a un escenario es una sorpresa, un placer y una responsabilidad"

 

 

El actor malagueño llega con cara de dormido, “mucha pregunta veo ahí”, me dice. Al encender la grabadora, la prueba “Ey, sí, hola,… Este muchacho está chalado, pensaras”. Gran inicio para una conversación sobre su presente y su pasado, su trayectoria y sus incertidumbres. A Pablo Puyol le espera una temporada cargada de trabajo. Acaba de estrenar “con nervios y falta de tiempo” la obra de teatro de Ignasi Vidal Dignidad en los Teatros Luchana y podemos verlo cada viernes en el programa de imitaciones Tu cara me suena. Su cara nos suena de Un paso adelante y de La que se avecina. 

Jesús Redondo- Hace un par de semanas se estrenó Dignidad, ¿qué tal fue el estreno?

Pablo Puyol- El estreno fue complicado. Al hacer una sustitución los ensayos no son tan serios como cuando la vas a empezar, todo el mundo lleva el mismo ritmo, suele haber mínimo un mes para ensayar,… Nosotros hemos tenido como un mes y medio pero ensayando dos días una semana, un día otra, sin la continuidad necesaria, hay otra persona que ya se sabe el papel con lo cual tú te sientes siempre como por detrás… Ha sido un poco estresante en ese sentido. Aparte es un papel con muchísimo texto, con monólogos largos, con cierta intensidad… No consigo estar lo suficientemente tranquilo como para darle el peso que requiere el personaje. Tú te vas notando así, eso te pone nervioso, estás todo el rato en escena desde que empieza hasta que acaba la obra, tampoco hay un momento para salirte fuera, relajarte y decir vamos para adelante. Fue duro pero al final, dentro de lo que cabe, la función salió; pero ni estaba tan contento como me hubiera gustado estar y creo que, obviamente, lo puedo hacer mucho mejor cuando esté más tranquilo, hagamos algún ensayito más y más funciones, claro.

 

JR- ¿Cómo surgió la toma del relevo de Dani Muriel?

PP- Pues Dani Muriel iba a entrar en Cabaret e Ignasi Vidal me dijo que creían que el que tenía que hacer la sustitución era yo. Me leí el guión, me pareció brutal, vi la obra y el personaje que hacía Dani me encantó y dije, pues lo voy a tener que hacer. Ha sido un follón porque justo me ha pillado, por suerte, con muchísimo trabajo, y lo que me fastidia es no haberle podido dedicar todo el tiempo que me hubiese gustado.

 

JR- Con Dignidad tengo la sensación de que haces uno de los papeles más maduros de tu carrera, ¿te apetecía hacer un papel con este empaque?

PP- Me apetecía hacer algo así, serio. Yo, por suerte, aunque tenga casi cuarenta años, me conservo bien, y casi siempre me dan papeles como de más jovenzuelo. De pronto, este personaje sí que tiene mi edad real. Aparte yo casi todo el teatro que he hecho ha sido musical o comedia y lo que me apetecía es poder hacer algo más serio, más drama, más profundo. Me hubiese gustado haber empezado la función desde cero y haber vivido ese proceso de creación. Juan José Afonso es muy metódico y hace un trabajo de bisturí, tejiendo poco a poco la función. Ahora durante la función iré encontrándole cosas.

 

JR- ¿Crees que tu personaje puede ser real? ¿Existe un político tan políticamente legal?

PP-Muy legal tampoco es. Es un tío con principios, que yo creo que sí puede haber quien los tenga. Ahora también es muy fácil atacar a todos los políticos por lo que está pasando. En general, la clase política está muy devaluada y merece la paliza verbal que se les está atizando pero eso no quita que haya algunos que sean legales o hayan querido serlo. Si te das cuenta, durante la función este tipo tiene una frase que es bastante definitoria, “La promesa que le hice a Galán es la única que he mantenido durante toda mi trayectoria”. Otra cosa es que no le gusté la corrupción, algo que ya es de agradecer pero sí creo que debe haberlos aunque lo que suena más es lo otro. Habrá muchos políticos honrados que entran en política para ayudar a los ciudadanos. También creo que el sistema está hecho para que esos políticos acaben corruptos, o entras o acabas muerto políticamente.

 

JR- Te podemos ver ahora mismo en Tu cara me suena, ¿con qué objetivo participas en el programa?

PP-Pues con el objetivo real de divertirme mucho, pasármelo muy bien y hacerlo lo mejor posible. Me acuerdo que hace tres semanas, todo el mundo me decía vas a ganar Tu cara me suena, y yo decía estáis chalados, no sabéis el casting que hay. La mayoría de la gente no conoce la faceta de cantante de algunos de los concursantes, véase Edu Soto, Ana Morgade, Silvia Abril, obviamente Ruth Lorenzo canta como Dios, Falete todo el mundo sabe como canta pero no esperas que imite como imita, Adrián Rodriguez,… Ya sé que suena a frase hecha pero para mí el premio es estar. Tenía muchas ganas de ir, desde que fui aquella vez de invitado, quería ser concursante y cuando me llamaron, encantado de la vida. Obviamente, a nivel de mi carrera es muy positivo, me vuelve a poner en la mira de la gente, para bien y para mal, y claro es un plus de popularidad que siempre le hace falta a una carrera.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

JR- Te pudimos ver por primera vez en Un paso adelante, ¿con qué te quedas de esos años?

PP-Me quedo con el aprendizaje, fue un curso intensivo de estar delante de una cámara. Todos los días de lunes a sábado pegarse diez o doce horas al día delante de una cámara o aprendes o es que eres imbécil. Fue un aprendizaje brutal con un gran equipo y el resultado ahí está,  aunque fuese una serie juvenil, triunfó en su momento.

 

JR- ¿Crees que ya has dejado atrás esa etapa en la mente del espectador?

PP-Más que en el espectador, me preocupa más mi imagen en el sector. Es más fuerte la imagen mía dentro de Un paso adelante para los directores de casting, productores,… que para el público en general. La gente es más inmediata y me recuerda de La que se avecina, que es lo último que he hecho en televisión.

 

JR- ¿Y cómo afecta eso a tu carrera?  

PP- Afecta porque te encasillan. Había mucha gente que pensaba que yo era bailarín. Yo nunca he sido bailarín, yo he bailado porque el papel lo necesitaba. Me lo curré y resultó creíble pero yo era un actor que hacía de bailarín, también he hecho musical,… Sinceramente, no sé lo que pensaban pero sí que hubo una época en la que no me llamaban ni para quedar. Yo siempre se lo he achacado a eso porque luego en teatro no he parado de currar pero en cuanto a televisión y cine, nada de nada. No lo entendía. No es que sea un excelente actor pero tampoco creo que sea muy malo, estoy en el nivel en el que podría currar, un nivel medio de gente que podría currar, no digo siempre ni en todo pero que ni siquiera me llamen para un casting o que no me quieran ver,… se lo achaco a eso.

 

JR- Beatriz Luengo, Miguel Ángel Muños y Pablo Puyol, los tres tenéis carreras muy distintas, ¿qué recuerdas de las conversaciones sobre el futuro que teníais en los rodajes o la gira de UPA Dance?

PP- Hablábamos poco, cuando estás metido ahí, estás a lo que estás. Lo que pasa también es que yo soy más mayor que ellos, bastante más mayor, entonces cuando entré en Un paso adelante yo ya había hecho muchas cosas y ya sabía un poco por donde iba mi carrera, lo tenía más claro. Ellos estaban empezando, aunque Miguel Ángel ya había hecho algo de tele, entonces claro, ellos estaban más en la pompa esta de jabón absurda que se forma. Yo estaba pero me salía, éramos muy distintos.

 

JR- Los tres grabasteis disco en solitario. El tuyo se tituló Déjame, ¿siempre habías tenido la ilusión de publicar un disco?

PP- La idea del disco salió una vez acabado el momento UPA y consigo, por fin, salir de ahí. Digo por fin porque fue estupendo, pero también fue muy duro. De pronto, me encuentro en el mundo real y me apetecía que la gente escuchara mi voz y  lo que a mí realmente me gustaba cantar. Obviamente lo que cantaba en UPA no era lo que a mí me gustaba, los actores a veces somos marionetas y hacemos lo que nos toca. Y por eso, me apetecía grabar un disco, además de que siempre me ha gustado cantar y no he parado de hacerlo, por suerte. Pero me apetecía enseñar otra parte de mí que no se había visto,… Obviamente la gente no la quiso ver. En Francia fue disco de oro pero aparte, el mundo de la música como negocio es un mundo que no me gusta. Nunca digo de esta agua no beberé pero tiene que ser un proyecto brutal para que vuelva a ese mundo como cantante puro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

JR- También te hemos podido ver en los espectáculos musicales Poker de voces y en Venidos a menos, ¿qué es lo que más te gustan de esos espectáculos? ¿Siguen en cartel?

PP- Poker de voces como tal ha muerto, igual resucita pero de otra manera. Es un espectáculo muy elegante y divertido en el que nosotros como artistas disfrutamos mogollón porque tenemos una banda detrás que suena genial y cantamos lo que nos mola cantar. Es un espectáculo que es nuestro, cantamos las canciones que nos gustan, las escenas tienen nuestro rollo, nuestras tonterías, es fresquito, no nos metemos con nadie, la gente disfruta del show y de cuatro tíos que llevan toda la vida cantando. Y luego Venidos a menos me encanta porque saca mi lado más gamberro que es el más normal aunque la gente no lo conozca. Me siento muy cómodo porque es lo que más me gusta hacer. Y me he sorprendido a mí mismo, a mí el público me impone mucho y no sabía si iba a ser capaz de sacar ese lado tan bestia y sale, sale. Esa obra es germen nuestro, guión, música,…

 

JR- Te pudimos ver la temporada pasada en el Teatro Lara con la obra Espacio. También te hemos podido ver haciendo comedia en La que se avecina, ¿qué es lo que define este género?

PP- Me encanta la comedía. El ritmo, para mí la comedia la define el ritmo. Para mí y mucha gente, no estoy diciendo nada nuevo. Controlar el ritmo es lo que hace que una comedia sea buena, soltar el chiste cuando tienes que soltarlo, ni antes ni después.

 

JR- Tu carrera artística ha dado muchos giros desde lo puramente musical a lo puramente teatral, ¿has encontrado ya tu sitio en el campo artístico o no quieres definirte?

PP- Ni puedo ni me quiero definir. Primero, no estoy en la posición como para definirme y decir yo sólo hago esto, porque hay que comer. Nos lo impide la vida, hay que pagar hipotecas y hay que vivir. El 99.9% de los actores no podemos. A mí me encantaría decir yo sólo hago pelis de culto en la que haga papeles espectaculares, no soy Javier Bardem, por desgracia. Hay que estar en un nivel muy alto para poder elegir lo que haces. Sí que es verdad que en un momento de parón en mi carrera elegí juntarme con David Ordinas y escribir Venidos a menos y la gente ha podido ver mi lado gamberro y cómico. En ese sentido, sí que he dirigido un poco mi carrera a eso. Pero en realidad no podemos elegir, sí te llaman para hacer algo, si tienes que comer lo tienes que hacer, te guste más o menos. Reconozco que soy un tío afortunado y que el 90% de las cosas que he hecho me han gustado.

 

JR- ¿Qué te queda por mostrar al público de cada una de tus facetas?

PP- Por mostrar al público, creo que Dignidad muestra algo que mí que el público no ha visto y que espero que les guste. Algo más profundo, una interpretación más seria. Como cantante, me gustaría que me vieran cantando ópera que es algo que hago en Póker de voces. Lo bueno es que el público pueda ver cosas que les sorprendan. Eso es bonito dentro de una carrera. También me gustaría que viesen mi faceta de director, algo que hecho con la obra ¿Cómo matar a Julio Iglesias? con Víctor Elías y Juanber Santiago. Nos metimos en este embrollo terrible en tan sólo dos semanas y ha salido una obra muy fresca, nada pretenciosa, es para ir a reírte y ya está. Me gusta mucho esta faceta y me apetece volver a dirigir.

 

JR- Por último, la pregunta de nuestra web, ¿qué significa para ti subirte a un escenario?

PP- Pues para mí significa varias cosas porque no era lo que yo buscaba en mi vida. Yo iba a estudiar biología y a ser deportista. Primero, es una sorpresa en mi vida que no esperaba y que gracias al universo ha pasado, un placer enorme con el que disfruto cada vez que lo hago, y una responsabilidad. Esas tres palabras son las que definen para mí subirme a un escenario.

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