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Constelaciones familiares, hijas del siglo XXI



“Somos la familia más cantosa de todo Chamberí”, así se nos presenta la familia protagonista de esta historia firmada y dirigida por Iván Bilbao. Con Chos y Klaus como progenitores, Constelaciones familiares se presenta con un humor agrio, grandes toques de surrealismo, un absurdo soez, actualidad tecnológica y muchas ansias de libertad.


Una madre, actriz fracasada, adicta a la coca y con cierto aire almodovariano, un padre expulsado de la Guardia Civil con las manos muy largas, un hijo que se cree un conejo, una hija lesbiana y poeta y otra hija que quiere ser actriz y vivir en un videoclip. Este es el panorama que se nos presenta en esta historia que convive entre la tragedia familiar y la comedia más sarcástica.


Constelaciones familiares no se corta. No hay censura en el texto y en el montaje de Bilbao. Hijas del siglo XXI, sus personajes buscan la libertad y, de hecho, hay un personaje masculino, protagonista por ser su cumpleaños, que recibe el nombre de Libertad. El montaje que nos propone Bilbao quizá se exceda en rocambolesco, su absurdo llega a límites insospechados y no termina de encajar en un ritmo fluido y constante, pero sorprende al espectador, lo ataca y lo sumerge en una casa que, quizá, de puertas para fuera pudiera ser como otra cualquiera pero ante nuestros ojos se presenta caótica, loca y desquiciada. Ansias de amor, ansias de ser querido, de sentirse importante, eso es lo único que quiere cada uno de los miembros, de padres a hijos y de hijos a padres. Eso sí, ellos nunca se rebajarán a demostrárselo al prójimo. Una buena selección musical acompaña a esta familia de artistas que rezan pop y hacen performances.


Las interpretaciones, a veces pasadas de rosca, acompañan al estilo del montaje diseñado por Bilbao. Chos sorprende como la nueva Rossy de Palma, con lengua afilada y con poca técnica teatral, convence con la composición de su personaje, algo manida pero atractiva. La acompaña en el matrimonio, cada cual más desquiciado, Klaus, que responde eficazmente a las necesidades del montaje con cierto patetismo y amargura. Entre los hijos destaca Olivia Baglivi, que descompone fragilidad y coraje a partes iguales. Alba Celma y Daniel Eusse resuelven sus personajes pero no terminan de destacar.


“Para poder estar en la luz hay que saber estar en la sombra”, así firma Candela Sánchez una estupenda sinopsis que nos refleja la oscuridad que vivimos esperando las luces. Pero ¿y si llegan? Seremos capaces de afrontarlas. Bilbao consigue en Constelaciones familiares crear una caricatura –como exageración de la realidad que es-, de los adolescentes de hoy en día que viven más por los seguidores que tienen en Twitter o los Me Gustas en Instagram que por los amigos que les acompañan en su vida. Tweet, esa es la nueva forma de contar tus intimidades a todo aquel que los quiera leer. ¿Y si llegan las luces? Pues que se entere Twitter.


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