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Burundanga, aquí paz y después gloria



¡Cómo puede ser que no hayas visto todavía Burundanga! Después de seis temporadas, de multitud de intérpretes y de más de 2000 funciones, ahora llego yo y escribo sobre Burundanga. ¿Por qué es un fenómeno de masas? ¿Por qué es una de las obras que más tiempo lleva en la cartelera madrileña? ¿El Rey León lleva más? Seis temporadas los dos, acabo de comprobarlo. ¿Toc Toc? Ocho. Le gana. Después de este pensamiento en voz alta, para responder a estas preguntas, me siento en una de las butacas del Teatro Lara. Lo hago gracias al bono de Tarifa Plana del Club YMás que suele tener esta obra en su cartelera, entre muchas otras. Empieza Burundanga. Mi reparto: Rebeca Brick, Tusti de las Heras, Antonio Hortelano, César Camino e Iñaki Guevara.


Ya he dicho en más de una ocasión que me encanta la dramaturgia de Jordi Galcerán. El autor catalán es capaz de hablar de sentimientos universales y de actualidad sin flaquear. Sus obras suelen ser comerciales, para todo tipo de público, pero no por ello cortas en arte. En Burundanga, Galcerán habla del amor, del miedo al compromiso, a los cambios, de la confianza, de las verdades, de las mentiras,… Todo esto teñido por la constante del terrorismo que inunda el piso de los chicos de Burundanga.


Otros dos elementos son sinónimo de éxito en Burundanga. La dirección, siempre con el juego como motor de arranque, de Gabriel Olivares, y un inicio con mucha comedia y energía que camina de manera ascendente. Olivares maneja a la perfección el ritmo de la comedia y lo contagia a sus actores. Intérpretes que viven, juegan y sienten cada función, aunque no de forma regular.


El problema del reparto y de la inclusión de covers es que se nota demasiado cómo fluyen y juegan con la historia los que llevan cientos de funciones y los que se han incorporado recientemente. Es complejo llevar a cabo una función de estas características con nuevas incorporaciones constantemente. Rebeca Brick consigue salir airosa ya que se deja contagiar por la energía y la dote para la comedia de Tusti de las Heras, que levanta y alegra la obra como nadie, pero Iñaki Guevara detiene la función porque parece encontrarse fuera de lugar. Una dudosa vocalización y un texto no integrado hacen que Burundanga flojee con su incorporación y la agilidad de la comedia se resienta. Aunque no puedo sino aplaudir el divertido énfasis a que el Presidente de la Unión de Actores hable de asamblea en una obra de teatro. Antonio Hortelano y César Camino, por su parte, se divierten en escena, pese a haber hecho lo mismo durante cientos de funciones. Eso es ser actor, hacer que cada día parezca un evento nuevo. Cómica la extrañeza y la falta de entendederas del personaje de Hortelano, y la evolución del de Camino. El reparto maneja los silencios y les da presencia. Bravo.


Burundanga sigue triunfando en el escenario del Teatro Lara y lo seguirá haciendo ya que los problemas con el reparto serán subsanables en cuanto las funciones avancen, estoy seguro. El ritmo irá in crecendo y la historia no flojeará por ningún lado. Ingredientes tiene, son evidentes. Una dosis alta de humor, eventos que se suceden uno detrás de otro, rompiéndole los esquemas al espectador, y, pese a que la actualidad haya sobrepasado a la obra, sigue pellizcando la visión tan fiel de nuestra sociedad. Queda Burundanga para rato.


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