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Pudor, sexo implícito, humor explícito



Pudor te arropa, te acaricia (a mí hasta la mismísima Silvia de Pé me acarició), te ruboriza, te hace reír, te conecta con los demás espectadores, te excita,… No hay pudor en Pudor. Silvia de Pé se encarga de llevar a cabo un espectáculo literario con la mejor de las energías. Acompañada por Ricardo Reguera, consiguen mantener al espectador siempre atento sin apenas incorporarse de su silla. Con textos de la propia actriz, de Jose Recuenco y de Elena Lombao, entre otros, esta selección dramatúrgica es exquisita y la escenificación actoral te sorprenderá.


Ella y él. Sin más especificaciones. Ella y él son más de veinte personajes que están dispuestos a mostrarte sus deseos más íntimos sin reparo. Sexo, deseo, pasión, lujuria,… Amor, al fin y al cabo. De eso trata la vida y de eso trata Pudor. Situaciones irreverentes, descaradas, otras con sutileza y mimo, arrebato de lectura, antojo de más. Definido como el primer espectáculo de porno-risa, con este montaje descubrimos que no hay nada más excitante que una buena carcajada en buena compañía.


Pudor parte de una sencillez justificada. Nos encontramos ante lo que podríamos llamar una lectura dramatizada o un espectáculo leído. Esto que en un principio nos podría echar para atrás, aquí está aprovechado al máximo y se convierte en algo positivo. Multitud de personajes, cada uno con su cualidad vocal y su energía. El hecho de que de Pé y Reguera estén sentados la mayor parte del tiempo, no resta energía a la función, los intérpretes no se aplastan, al contrario, renacen de sus sillas. Ambos bordan cada personaje, pasando de la interpretación más expresiva y desternillante a la mayor sutileza. Y transitan sin miedo, sin resquicios de lo anterior. Ese es el buen hacer de un actor.


Silvia de Pé, como directora, se detiene en cada texto y le saca el máximo jugo haciéndolos grandes y dándole a cada uno su espacio. Pasamos de uno a otro sin transiciones bruscas y se agradece, ya que nunca llegamos a sentir que estamos ante un montaje de pequeñas escenas, aunque lo sea, sino que lo disfrutamos como algo continuo y sin parones. Punto a favor.


Pudor podría ser un espectáculo de radioteatro. Podría abordar los textos desde la altitud, podría hacerse de muchas maneras pero la elegida funciona y eso es lo que importa. El sexo está en todas partes y es algo que nos une. A Ella y a Él. Nos une en el placer, nos une en sus miedos, en sus contradicciones, en sus dudas, deseos y anhelos, en la distinción, en la sobredosis, en la rutina, en la excitación, en la sorpresa, en el contacto, en la satisfacción propia y en la altruista. El sexo nos une como seres humanos y Pudor nos lo ofrece con lo único que no le puede faltar, la diversión.


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