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La noche de las tribadas, ensayo con el autor



El amor y sus contradicciones, las propias contradicciones del artista, de uno mismo, la rabia y la energía que desprende la impotencia, la inactividad, la falta de entendimiento… Todo esto y mucho más se exprime de los personajes que chocan en la obra de Per Olov Enquist, La noche de las tríbadas, versionada y dirigida por el gran Miguel del Arco, que enfrenta a Manuela Paso y a Jesús Noguero en un duelo teatral en el que los árbitros poco justos son Miriam Montilla, demasiado implicada como para arbitrar, y Daniel Pérez Prada, cauto de lengua larga.


El ensayo de La más fuerte de August Strindberg empieza tarde. La protagonista, y esposa del autor, adecenta el escenario. El autor llega puntual y espera al resto del equipo. El director llega después, antes de la hora citada. La segunda actriz llega la última y empieza el revuelo. El escenario se convierte en una batalla campal entre el hombre y la mujer, ¿quién será más fuerte? El propio título de la obra ensayada lo dice…


El comienzo de la nueva obra de Miguel del Arco es apoteósico. Esa banda sonora fuera de época donde la guitarra eléctrica enloquece a la protagonista ya nos regala buenas vibraciones. Y lo que está por venir es un texto crudo y directo donde los personajes se hablan sin pelos en la lengua, donde Strindberg no endulza sus palabras y las mujeres se rebelan. Un autor habla de otro para hablar de mucho más. La puesta en escena no precisa grandes espectacularidades, y del Arco no se las da. Movimientos sencillos, un toque natural en una obra de época, y mucho de metateatro, un ensayo donde lo que no se dice guarda oro. Las palabras de la obra Strindberg cobran más significado si las dice su mujer. Los personajes juegan por todo el teatro, con un espectador invisible que convierte el espacio en una sala vacía en la los personajes se mueven con libertad. Autoestima, complejos, venganza, celos, entendimiento,… Todo vale para ganar en la batalla de la pareja, de la vida, del teatro.


Como no podía ser menos, el reparto de La noche de las tribadas rebosa energía y verdad. Sus personajes hablan sin tapujos y los intérpretes viajan por las más de dos horas de función sin miedo. Jesús Noguero está espectacular, con el peso justo en su personaje. Altivo pero sin caer en lo antipático. Manuela Paso aguanta el tipo, con la rabia y la energía justas. Ambos protagonistas consiguen aguantar una función que, de otra manera, habría podido caer en una alta textualidad. A ello ayudan dos grandes secundarios. Miriam Montilla representa a esa mujer que no se achica, la sumisión femenina no se sube al escenario. Su personaje podría pasar desapercibido pero su fuerza en escena y el monólogo que se reserva hacen que su interpretación sea, como siempre, sobresaliente. Daniel Pérez-Prada es un descubrimiento sobre el escenario. Aprovecha su personaje y lo eleva. Aporta el justo toque cómico y nos enamora en cada intervención.


La escenografía de Alessio Meloni nos aplasta entre cajas de cervezas y la función iguala al hombre y a la mujer, que ya hacía falta. Un montaje menos espectacular que otros de del Arco pero con la misma verdad y el mismo peso dramático en escena. Todo un acierto para inaugurar el ciclo Femenino Plural.


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