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Atrapados, ¿la puta obra perfecta?



Atrapados se presenta a si misma como "la puta obra perfecta". Quizá no sea del todo así y nos encontremos con una intrahistoria que se alaba a si misma pero lo que sí es cierto es que ni el guión, ni la dirección ni la interpretación son dignos de alabar, por lo menos como obra de arte perfecta ya que en su imperfección podría reinar su atractivo. Ángel Maldonado y Andrés Fernández presentan Atrapados como thriller dentro de thriller.


Un escritor con éxitos pasados se ha quedado sin creatividad. Desde hace unos años, no escribe nada de lo que se sienta orgulloso. Uno de sus alumnos de la facultad le envía una copia de su primera obra. Será un éxito, vaticina. Y, a partir de ahí, se suceden una serie de tentaciones que harán que el libreto lleve una firma equivocada. Un abogado, una mujer desquiciada y una adivina con mucho don completan esta historia cargada de armas para matar mal utilizadas.


El problema de Atrapados y de ese thriller encubierto es que el código utilizado tiende más hacia la comedia y hacia esas películas en las que nada se toma en serio, da igual quien muera, nada sorprende y nada importa. La tensión brilla por su ausencia y este es un elemento primordial en un buen thriller. Este es el principal defecto de una obra que podría haberse aprovechado de eso y jugar con el espectador para dejarlos boquiabiertos con un final apabullante. Pero no es así, la intención no es esa. Los directores pretenden conseguir a ratos un thriller real incluyendo en el texto y en el personaje protagonista un humor actual y un tanto absurdo que le resta la poca credibilidad que podría tener la función. Atrapados no juega bien sus cartas y acaba perdiendo.


¿Por qué hacer actual algo que en escenografía, vestuario y espacio escénico no lo es? La excusa de a mi mujer le gusta este estilo, no funciona. Despista al espectador, lo sumerge en una novela de Agatha Cristhie pero con chistes contemporáneos y comedia básica. Algo chirría.


¿Merece la pena escribir esta obra? La trama gira en torno a esa obra perfecta que será un éxito rotundo, recibirá aplausos y elogios. Un riesgo hacer una obra como esta y que no salga recibiendo aplausos y elogios. Un cambio de tercio en la trama despierta al espectador y se agradece aunque el hilo argumental de la obra se acabe perdiendo entre asesinatos sin sentido.


A nivel interpretativo, Ángel Maldonado funciona pero se rinde ante un texto que indaga más su lado cómico, olvidando por completo que la intención inicial era mostrar al público un thriller. Los secundarios Manuel Toro y Olvido Pombo responden con profesionalidad aunque con cierta falta de ritmo en ella. Toro podría pasar muy desapercibido pero es de lo mejor que vemos en escena. Hace lo que debe. Nada más. Andrés Fernández se muestra tenso en escena y no termina de definir a su personaje, crea aristas inintencionadas que no van a ningún lado. Marina Cruzado, por su parte, pierde credibilidad en una respiración forzada y ante una situación en la que ella ve mucho más de lo que el público contempla en escena. No está bien dirigida.


Atrapados propone un género que no está muy visto sobre un escenario y eso es un acierto. Lo malo es que lo que realmente vemos en escena no corresponde con lo que se nos quiere presentar. Un quiero y no puedo o un lo quiero todo y no sé que descartar, una falta de definición de géneros que no sienta bien a este montaje. Estaría bien llevar al extremo el polo opuesto elegido. El que sea, pero lo dos son inviables.


La Sala Tú acoge y prorroga esta función que puedes ver, sin reserva siempre y cuando haya plazas libres, gracias a la Tarifa Plana del Club YMás. Un placer disfrutar, de nuevo, de ella.




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