Novecento, un cuento sobre el mar
El pasado mes de junio en la sala pequeña del Teatro Español me contaron una historia. Un cuento sobre un transatlántico en el que no había agua ni oleaje. Tan sólo un hombre, un trompetista interpretado magistralmente por Miguel Rellán, frente al público, sin nada que lo arrope, ni siquiera su trompeta, sólo las miradas atónitas de los que allí estábamos.
Una historia humana, de Danny Boodmann T.D. Lemon Novecento, un hombre, virtuoso del piano, que nació en un barco y que nunca quiso bajar de él. La historia es interesante, divertida a ratos, emocionante en otros momentos, quizá sea lo único que le queda a ese trompetista, la historia de su mejor amigo, y la quiere compartir con todos nosotros. El público se adentra en ese viaje transatlántico sin haber comprado billete, vemos la inmensidad del océano y dormimos en su camarote, incluso nos parece escuchar la música que toca Novencento en las palabras de Rellán.
El vértigo de Miguel Rellán, actor conocido por todos por sus trabajos tanto en teatro como en cine y televisión, ante la inmensidad se pierde cuando pronuncia la primera palabra. Juega con el texto, lo mece, lo para y lo acelera a su antojo y, aunque en su historia haya momentos más interesantes que otros, durante la hora y veinte minutos que dura la obra, no puedes sino admirar su maestría y valentía.
La luz se va apagando poco a poco, igual que la vida de este trompetista cuando se aleja de su amigo, incluso tienes que ir haciendo un esfuerzo para adaptarte a los cambios lumínicos. El foco se apaga y comienzan los aplausos. Los mismos aplausos que ahora se escuchan en la Sala Tú. El trompetista ahora toca la trompeta de su vida en esta sala. Imperdible.