Haz click aquí, el poder del dedo índice
Con el audio de una clase de francés y a dos pasos del escenario comienza la historia de Haz click aquí, una mezcla de realidad, tecnología, justicia y redes sociales. En los tiempos en los que prima más la cantidad de Me gustas que tengas en tu foto preferida que los amigos que cuentas con tan sólo una mano, transcurre una especie de thriller bañado de violencia, periodismo y crueldad, la crueldad del ser anónimo.
Una pareja conversan nocturnamente. De repente, unos chillidos, una pelea salvaje, un teléfono móvil, una cámara,... video viral. Subir un video a Youtube no debe hacerse a la ligera, sobre todo cuando juegas con la vida de otros. Javier quiere hacer justicia y quiere descubrir a los culpables de aquel violento enfrentamiento. Pero, ¿quién hará la justicia? ¿El pueblo o la Justicia en mayúsculas?
Basado en un hecho real, sucedido hace cuatro años, la historia que nos presenta José Padilla, al texto y a la dirección, refleja la dura realidad a la que nos enfrentamos. Casos como el asesinato de Rocío Wanninkhof quedan ya muy alejados. Los medios y el pueblo nombraron culpable a Dolores Vázquez sólo porque tenía la mirada turbia. Finalmente, fue exculpada del crimen pero su vida ya había cambiado para siempre. El año pasado, El País publicó un artículo diciendo que ahora, “después de catorce años del asesinato que no cometió, vive refugiada en un pueblo al este de Londres”. En estos días, al supuesto culpable se le fulmina mucho más rápido, en tan sólo unos minutos. Haz click aquí nos habla del poder de las redes sociales, de la opinión de un ser anónimo y del juicio sin juicio al que se somete a alguien en la pantalla de un ordenador. José Padilla también muestra las consecuencias que tiene este hecho en la vida de las personas que rodean al video en cuestión. Al chico apaleado, a la adolescente acusada, a su madre, al autor del video, a su novia,… Todos ven su vida maltratada, no tan sólo el chico al que le clavan un tacón dorado en la cabeza.
Y esta repercusión se muestra con absoluta maestría, con dinamismo y con criterios de dirección muy acertados. José Padilla embelesa al espectador durante los 70 minutos de la función. Y lo hace a través de un casting muy bien elegido, entre los que destacan Inma Cuevas, que demuestra que no hay que interpretar a una Medea desgarrada para dar lecciones de interpretación, y Gustavo Galindo, que con su doble personaje consigue meterse al público en el bolsillo. Bien escogidos los momentos de comedia, especialmente el baile entre las tres amigas, que si bien está bastante estereotipado, ¿cuántos estereotipos no nos encontramos en una discoteca?
Pocas obras hay que cuenten cosas diferentes y novedosas, Haz click aquí lo hace. Una dirección sin grandes aspavientos pero con buenas ideas, un teatro cercano a la actualidad, que habla con las palabras del público.