Sanchica, Princesa de Barataria, una aventurera
Quizá menospreciamos el teatro gratuito que se realiza en los Centros Cívicos, a veces lo tildamos de aficionado y de poco trabajado pero no siempre es así. Durante el mes de noviembre ha estado girando por todo Madrid una obra de Estival Producciones que puede confundirse casi con un cuentacuentos. Sanchica, princesa de Barataria no es una obra profunda donde te cuenten historias que te paren el corazón. Como todo, hay que ver su funcionalidad y, sobre ello, valorarlo. El texto de Ainhoa Amestoy consigue lo que pretende, adentrarse en las mujeres que podían haber pasado por el camino de Quijote y Sancho Panza, y contarlo de una manera cómica y divertida.
Intuyo desde un primer momento el interés de esta obra, que es más literario que teatral. Me mentalizo de lo que voy a ver y lo disfruto. Sanchica, princesa de Barataria es un cuentacuentos en el que dos juglaresas, como ellas mismas se definen, te cuentan las aventuras de la pequeña Sanchica, hija de Sancho Panza, que siguiendo a su padre, conocerá multitud de mujeres que le harán ver que la libertad de la mujer sólo depende de ella misma, no de un hombre o un amor, como ella creía. La obra de Ainhoa Amestoy es un homenaje a la mujer, eterna desaparecida en las novelas de aventuras de la época cervantina.
Dirigidas por Pedro Víllora, Lidia Navarro y la propia autora sobre el escenario, se desenvuelven como pez en el agua en la escena, destacando sobre todo la cautivadora presencia y dulzura de Navarro. Muy buena decisión la de asignarle una muñeca a cada mujer que se cruza por el camino de Sanchica ya que ayuda a que el público no se pierda en la sucesión de nombres femeninos, otorgándole una imagen a cada uno. La obra de Estival Producciones no es una propuesta arriesgada en su composición, a nivel interpretativo no profundiza, son dos mujeres que nos cuentan una historia más o menos interesante, sin implicarse, sin sentirse dentro de la escena, aunque disfrutan en su juego, y dramatúrgicamente tampoco sorprende. Sin embargo, me alegra ver proyectos diferentes que tengan como principal referencia la historia de la literatura española y un autor clásico como lo es Cervantes. Si creían que de El Quijote ya se había dicho todo, aquí nos encontramos con una historia jamás contada, la de, como dice la propia autora, “las mujeres pintadas por Cervantes con trazos lúcidos, sugerentes, enternecedores y divertidos”. Aunque no es momento de cuentacuentos, la gente de a pie agradece poder pasar un rato entretenido con coste cero. Además, quizá, provocarán en algún espectador las ganas de leerse ese libro perezoso seña de nuestra identidad literaria.