¿A quién te llevarías a una isla desierta?, emocionante juego
Salir del teatro y seguir emocionado, que algo se te remueva por dentro, ese es uno de los mejores sentimientos que puedes tener al levantarte de tu butaca. ¿A quién te llevarías a una isla desierta? Es un juego inocente que se convierte en un desencadenante de cambio para la vida de los cuatro protagonistas, algo que los hará cambiar para siempre. Paco Anaya y Jota Linares firman un texto que brilla por sí mismo, aunque los cuatro intérpretes ponen el broche dorado con sus brillantes ojos.
Hay temas que a uno le tocan más la fibra sensible que otros, quizá te sientas más identificado, reflejado, por eso siempre digo que esto de escribir sobre teatro es muy subjetivo ya que hablamos de emociones y sentimientos tan encontrados y diferentes como la vida de cada espectador. Pero el teatro no es sólo emoción, también es técnica, ritmo,… Y cuando una obra se apodera de tu lado objetivo y de tu lado subjetivo, se convierte en un tándem perfecto y digno de alabar.
Con Jota Linares a la dirección, la historia de ¿A quién te llevarías a una isla desierta? habla de sueños frustrados, de las ganas de luchar por lo que uno quiere y de un espacio donde todo parece posible. Marcos, Celeste y Eze son compañeros de piso, Marta la novia del primero. Los cuatro han convivido durante ocho años en un piso en el que han reído, llorado, cantado, se han emborrachado,… ha sido su vida. Un espacio en el que poco a poco se han ido ahogando pero del que temen salir, porque parece que dentro de esas cuatro paredes nada puede cambiar y todo parece posible. Pero la última noche juntos, una noche con música y cervezas, la noche más calurosa del año, por culpa de un inocente juego se descubrirán los secretos que se esconden detrás de cada habitación.
Los cuatro actores que dan vida a estos jóvenes a punto de lanzarse al precipicio de sus vidas se entregan a esta historia. Abel Zamora destaca por su sencillez al interpretar, es cálido y le aporta ternura a su personaje. María Hervás está espectacular en su monólogo final, lágrimas en los ojos y entre el público. Juan Blanco, con una potente presencia escénica, va en progreso a lo largo de la obra y Maggie Civantos, aunque con un principio poco enérgico, demuestra que con este personaje es capaz de todo.
¿A quién te llevarías a una isla desierta? es capaz de sacar la sonrisa en el espectador aunque estuviese llorando un segundo antes. Realmente toca temas, como el de la madurez, que tiene que llegar sí o sí, o el de los amigos que se quedaron atrás cuando parecían que lo eran todo, que emocionan, que son reconocidos por todos y que consiguen llegar al espectador, de la mejor manera posible, a través de los sentimientos. Jota Linares demuestra que sabe trabajar con los actores, consigue un equipo que hace de esta obra una pieza única, una joya cargada de emociones y palabras escritas con lágrimas. Porque un simple juego es capaz de cambiarlo todo.