Beloved sinner, homenaje a Oscar Wilde
Quizá no sea la obra más apetecible de ver en la cartelera madrileña ya que, en un principio, puede parecer tediosa pero tiene su punto positivo, es como una clase de literatura en la que el propio protagonista te cuenta su historia. Oscar Wilde habla sin tapujos, sin miedo al qué dirán, sobre su vida y su obra. Una pequeña pincelada que te deja con ganas de saber más sobre este personaje no apto para su época.
Sobre un suelo otoñal, pisando hojas secas, aparece un señor mayor, con apariencia de cansado pero con la energía suficiente para dejar sus últimas palabras sobre la mente del espectador. Se sienta en una típica silla de cafetería y comienza a hablar. En inglés y con sobretítulos en español, está claro que dificulta para los que no somos angloparlantes la percepción total del espectáculo. Antes del comienzo de la función nos avisan, es probable que el actor pueda improvisar y no haya traducción visible. Habrá que poner doble atención. A favor de todo esto, hay una cosa que descubrimos a lo largo de la hora y cuarto de función, la musicalidad de un texto que suena duro a veces y suave en otras ocasiones.
Es evidente la pasión que Denis Rafter, autor, director e intérprete de este montaje, siente por el personaje y la persona de Oscar Wilde. Esa pasión se transforma en ternura y Rafter nos la transmite. El monólogo se centra en los últimos días de su vida, París, 1900. Comienzo de siglo. Wilde está arruinado, con la única compañía de un vaso de absenta que lo va destrozando poco a poco, y con un dolor en el oído visiblemente molesto. A pesar de esta terrible situación, el escritor conserva una cosa: su genialidad. Y la muestra al público. Rafter acude a las obras del protagonista para destacar todo lo que dio a la humanidad literaria. Textos como El ruiseñor y la rosa, La balada de la cárcel de Reading o su carta De Profundis son sólo algunos de sus acompañantes. Sobre todos ellos, un discurso, el de El retrato de Dorian Grey, momento que engancha al espectador, y la aparición de Herodes en escena en el cuerpo del propio Rafter, para destacar su obra bíblica Salomé. Unos minutos de estruendosa fuerza que sorprende al espectador que se estaba perdiendo entre obras y palabras inglesas.
Beloved sinner es un canto a la vida vivida fuera de tiempo, un homenaje a un autor que adoraba el placer y la belleza, “el placer y la belleza son las únicas cosas que merecen la pena en la vida”, confiesa, es también un estallido de dolor ya que Wilde no podía entender todo lo que le estaba pasando, sobre todo su sufrimiento mayor, que le arrebatasen a sus hijos, que le impidiesen verlos. No es una obra entretenida, demasiado lenta en varios momentos y que exige absoluta concentración, pero sí es una buena oportunidad para saber más cosas sobre un autor conocido superficialmente por todos pero que tiene muchas cosas que descubrirnos todavía.