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Espacio, a pesar de todo, te quiero

Espacio es una de esas obras en las que sí o sí te tienes que sentir identificado. Trata las múltiples discusiones y quejas que se tienen en pareja, lo que el hombre no soporta de ella y lo que la mujer no puede aguantar de él. Ella y él, él y ella, no pueden vivir el uno sin el otro pero tampoco pueden vivir el uno con el otro. Todo son quejas, celos, enfrentamientos,… pero, e pesar de todo, te quiero.


David Marqués firma y dirige esta producción que presenta las vidas de múltiples parejas que se levantan de la cama quejándose de lo que el otro hace pero que necesitan sí o sí despertarse al lado de esa persona. Porque el amor es así, hace divertida una discusión que se convierte en cotidiana. Espacio es cómica, está construida a base de chistes; recuerda a Escenas de matrimonio pero bien escritas e interpretadas y reincide todavía más en las relaciones de pareja y en los tópicos que hacen sobrevivir a una relación. La falta de sexo, los celos, los amigos, los ex, la economía del hogar, el ruido del secador, las escatologías del chico, el espacio que roba en el armario la chica,…


Espacio es simple en su estructura, sucesión de escenas de chico-chica, un par de escenas de amigos y poco más. Aunque no se queda sólo en eso ya que las parejas van cambiando sin ningún hilo conductor. Cuando intentas buscárselo te das cuenta de que lo único que pretende Marqués es que nos demos cuenta de que no habla de dos relaciones de pareja en concreto sino que estas cuatro personas son como todo el mundo, y se relacionan entre ellas como cualquiera se relaciona con la persona que tiene al lado.


A nivel interpretativo, el elenco masculino sale vencedor, aunque es Gorka Otxoa el que provoca carcajadas con cada palabra, con cada mirada. Otxoa está dotado de una comicidad envidiable. Por su parte, Pablo Puyol está notable en este papel de chico canalla, aunque calzonazos, pocas veces visto en su trayectoria. Eva Ugarte y Mariam Hernández aportan el lado sexy y femenino a esta obra que, quizá sin pretenderlo, se inclina más hacia la queja del lado varonil, casualidad que el que escribe es varón... Por cierto, gran momento el protagonizado por Puyol y Hernández al romperse la cama, organicidad en estado puro. Muy bien salidos del paso.


Espacio ahonda en eso que se callan las parejas o en eso que se ha escuchado tantas veces que ya suena a mudo. Noventa minutos de risa asegurada. Una muy buena obra para ver en pareja, o sino que se lo digan a ese novio que llego a su amada para pedirle matrimonio en el escenario del Teatro Lara. Creo que ese momento no pasará en todas las funciones, pero era la guinda del pastel de esta obra con chispa.

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