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El extraño caso de la Marquesa de Vadillo, un asesinato

Una mezcla entre el juego del Cluedo, la novela Herencia de Tía Agatha, la película Noviembre y Agatha Cristie en todas sus versiones, tintado con una comedia desatada y unas gotitas de nostalgia. Teatro El Zurdo presenta una especie de homenaje a toda su trayectoria después de 20 años en activo. Una compañía teatral, que podrían ser ellos mismos perfectamente, de hecho reciben el mismo nombre, recuerda cómo eran sus representaciones, en esta ocasión, las de una obra llamada El Cluedo. Luis Crespo dirige esta comedia metateatral donde el público será un personaje más.


Nuestra querida marquesa nos da la bienvenida, zanahoria en mano, con un recital de lujo. Un acordeón la acompaña. El público va tomando su asiento y se dispone a presenciar una comedía de lo más estrambótica donde serán partícipes de toda la acción. El pasado se mezcla con el presente y el presente con el futuro para ver la trayectoria de una compañía que bien se merece un homenaje. No se tildan de profesionales –aunque lo sean-, más bien de amantes del teatro, de la improvisación, de crear cosas nuevas sobre el escenario, de despertar al compañero. Un homenaje a las compañías de antes, con múltiples obras en su catálogo y donde más que compañeros de trabajo, los integrantes formaban una familia.


El escenario, dividido en tres espacios diferenciados por la iluminación, representa el camerino, el propio escenario como mansión de la marquesa, y tres sillas de director donde los propios integrantes de la compañía nos cuentan sus experiencias años más tarde. Las escenas del camerino son muy divertidas, en especial la pena por la abdicación del Rey. La acción trascurre con ritmo y el público se divierte, e incluso sube al escenario.


Sobre las tablas se ven ganas, diversión, compañerismo, una obra de elenco en la que todos tiran de todos y en la que destacan sobre todo los criados, interpretados por Nuria Benet y Fernando Otero, la sobrina, en el cuerpo de Rebeca Medina, y un cómico comisario, a cargo de Eugenio Gómez, que entabla relación directa con los espectadores, que disfrutarán con cada uno de los personajes y serán activos en la dirección que lleve la obra. Será un comisario que pregunte e interrogue a casa uno de los sospechosos del extraño caso de la Marquesa de Vadillo.


Una obra hecha por y para el disfrute, donde la improvisación y las risas de los personajes casi parecen reales pero dudo que lo sean. El público saldrá con una sonrisa en la cara y, aunque en un principio se muestre reacio a intervenir, al final todos querrán resolver el Extraño caso de la Marquesa de Vadillo.


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