En familia, una reunión obligada
Tres hermanos, las dos hermanas mayores y el hermano pequeño, como si de las Tres hermanas de Chejov se tratasen, se reúnen para preparar a sus padres la cena de Nochebuena. Una cena obligada. Dramaturgia y dirección de Elena Olivieri, los textos van y vienen en boca de los actores como si saliese de sus almas. Creación colectiva en base a una realidad viva donde el amor está por encima de todo, aunque al final, todo quede en familia.
La obra se introduce con un monólogo sobre el 11-S, un texto interesante que pone en pie una duda, ¿Qué habríamos hecho si ante nuestros ojos un avión choca contra una torre que está a nuestro lado? ¿Salir corriendo, rezar, llamar a nuestra madre, permanecer en nuestro puesto de trabajo? Una cuestión ajena a la obra que da pie a un momento musical en el que cada personaje se presenta a sí mismo con una canción y un estilo, marcando las diferencias evidentes entre cada personaje. A partir de ahí, la preparación de la cena se alarga mientras que los tres hermanos abren sus corazones y entran en conflicto con las ideas y morales del otro.
La introducción de En familia es diferente, la acción tarda en llegar. El momento musical muestra la esencia de cada personaje aunque a medida que avanza la obra, si echas un vistazo a ese momento, te das cuenta de que la elección musical no termina de encajar en el carácter de los personajes, quizá sólo muestra su superficialidad. En familia presenta una situación a la que se le puede sacar mucho partido. La reunión obligada de los tres hermanos, con la figura paterna siempre latente, es explotada con mimo y el equipo artístico de En familia juega de una manera muy elegante. El texto de la obra no termina de encajar, sobre todo los monólogos de cada personaje, el de Olga y los rodillos -impactante, sutil y bien interpretado- y el de Belén y el bicho aparecen casi obligados, empastados con cola en el conjunto textual. Sin embargo, son muy acertadas las escapatorias de los personajes de Olga e Ignacio, hablando directamente y encogiendo el corazón del espectador.
Belén Ponce crea una anfitriona con mil manías. Algo sucia en la introducción, va mejorando a medida que avanza la obra y ejerce su papel de hermana mayor con soltura y dinamismo, es la responsable del buen ritmo de la obra. Sin embargo, a nivel dramatúrgico creo que su conflicto podría ser otro mucho más jugoso. Olga Rodríguez, la hermana mediana que reivindica la figura de la Virgen María con un vestido que no deja volar la imaginación, maneja la energía con sutileza y dice verdades como puños en su monólogo al público, defiende con mucha verdad un personaje con idas y venidas. Por su parte, Ignacio Mateos está genial en el karaoke, con el corazón en carne viva, emociona al expresar el amor que tiene por dar. Esa lágrima permanente le aporta una ternura mayúscula a su personaje. A nivel grupal, forman un elenco muy unido que mezclan el humor y la emoción a partes iguales mientras pelan patatas y trocean berenjenas.
Elena Olivieri encaja con inteligencia esta historia de tres hermanos. Dramatúrgicamente, parece que cada personaje ha sido construido independientemente del resto y luego los han juntado en una situación común. Una dramaturgia arriesgada pero que funciona la mayor parte del tiempo. Sin embargo, me falla la decisión de no dejar que los hermanos mantengan su acento andaluz, sobre todo, porque en algunas ocasiones se les escapa y se evidencia este esfuerzo. Con sus pocos fallos y múltiples virtudes, En familia es una obra que muestra las verdades que muchas familias escondemos para que el avión no choque en nuestra torre, mejor que lo haga en la de al lado.