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Tras el telón, con el corazón en Broadway

Tras el telón se presenta como un musical sencillo, sin grandes aspavientos pero con la energía, el dinamismo y el buen rollo de la juventud y de las ganas de comerse el escenario. Crítica al teatro sin condiciones, a la televisión y a la basura que rodea a esa caja tonta, a los propios actores,… una autocrítica mezclada con rascacielos, disfraces de gorila, laca y músculos. Aunque sobre todo lo que destaca de esta obra son las voces de la pareja protagonista y la comicidad de sus acompañantes.


Alejandro Melero dirige este musical que te cautiva desde el minuto uno. Con el telón echado, comienza la primera canción. Directamente te quedas prendado de las voces de Verónica Polo y Julián Salguero. A continuación, nos encontramos con una historia vivida tantas veces por aquellos actores que seguimos empezando una y otra vez en proyectos que buscan el éxito y el favor del público, aunque sólo sean cinco o siete seguidores. Ensayos sin pagar, recaudación a taquilla, montar escenografía, coger el vestuario de tu abuela,… Una obra realista que embaucará al primer pestañeo al público de la profesión pero que emocionará a cualquier espectador ya que detrás de eso aparecen las ganas de luchar por lo que uno desea, tanto en el trabajo como en temas del corazón.


King-Kong, el musical es el metateatro que casi podemos ver en escena pero que nunca veremos porque siempre nos quedaremos tras el telón. Una propuesta tan divertida como arriesgada que llevan a nuestros cuatro personajes a una de las tantas salas alternativas de Madrid. Máquina de humo y rascacielos. Una escenografía funcional y muy interesante sobre todo por su transformación. El atrezzo de la obra, imposible pasar desapercibida la mano del gorila gigante, funciona como elemento cómico. Amores, desamores, malentendidos, inseguridades,… la vida; la vida sobre un escenario.


Tras el telón divierte al espectador, el texto y las canciones son representadas con energía y ritmo. La historia no brilla por su originalidad sino por tener una esencia crítica y el positivismo de todo buen musical. Luchando contra las dificultades del sonido del Teatro Alfil, el reparto canta con maestría, sorprendiendo ver unas voces que bien podrían estar en una superproducción en Gran Vía, con el corazón puesto en Broadway. Gorka de la Nuez es el cuerpo bonito de la función, el autor juega con eso y él se divierte en escena. Su personaje crece con la historia, de la Nuez lo acompaña, y tiene un final apoteósico. Mariola Peña es la dama, la coqueta y seductora protagonista de musical. Verónica Polo y su personaje Minerva me recuerda mucho a Cecilia Freire en la serie de Antena 3 Velvet, torpe e inteligente, insegura pero con esa garra que le hace ganar a las tempestades. Julián Salguero tiene fuerza en el escenario y brilla su naturalidad. Todo un acierto hacer de ellos dos la pareja protagonista, los aparentemente secundarios ganan a los que podrían serlo.


Escenas muy conseguidas, especialmente cómicas las de Salguero y de la Nuez. Coreografías que apoyan a todo el montaje, me quedo sin duda, con Vida de diva… Cuando la veáis, sabréis porqué. Tras el telón te hará pasar un buen rato y te llevarás a casa la misma sensación que después de ver una superproducción musical.



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