Ejercicio de violencia para abejas, drama de basura
Dos desconocidos. Una noche. Una guitarra. Un drama. Bolsas de basura. Ejercicio de violencia para abejas es una historia de amor en la que las bolsas de basura donde se tiran los malos momentos estallan hasta salpicar las cuatro paredes de la cocina, de la casa entera y de los corazones de los dos protagonistas. Abel Zamora escribe y dirige esta obra protagonizada por Andrés Acevedo y Beatriz Arjona que se entregan al vacío que supone la violencia creada voluntaria e involuntariamente al hecho teatral.
Una historia de amor como otra cualquiera, quizá más acelerada que de costumbre pero el alma solitaria de los personajes se lo permite. Con sus más y sus menos, la historia fluye con cotidianidad, con ritmo y sinceridad. Hasta que esa chica en paro que acompaña a su chico en el taxi encuentra trabajo y a él se le rompen todos los esquemas, el alma y la cordura. Una vida que no puede olvidarse de los recuerdos, los traumas y los disfraces de abeja hechos con bolsas de basura.
El encuentro de los dos personajes es infantil, ellos son infantiles, parece que tuvieran quince años y ese beso en la mejilla es ejemplo inaudito de ello. La obra convierte su tinte gris en negro cuando el personaje de Acevedo se vuelve violento y descarga su ira contra su chica. Un drama demasiado visto –Abre los ojos dejó el listón muy alto, como ellos dicen-, aunque tratado con sensibilidad y delicadeza. La ruptura de todo esto se produce cuando Beatriz Arjona protesta porque no está de acuerdo con la próxima escena, con el final de esta historia. Se rebela y se produce un enfrentamiento actoral interesante.
Una obra sencilla con un trabajo actoral sincero, con matices y con puntos álgidos donde ambos destacan sobremanera. Andrés Acevedo demuestra que todas las carencias que podría tener durante la obra estaban destinadas a lucirse en un final pletórico mientras que Beatriz Arjona está increíble en la conversación con su madre, muy natural y espontánea a lo largo de toda la obra. Ambos fluyen con dinamismo y forman una pareja muy empática y generosa. Una lástima que no podamos ver sus caras y expresiones en momentos cumbres ya que la iluminación no les hacía ningún tipo de favor.
A nivel textual me parece todo un acierto la manera en la que poco a poco vamos descubriendo el mundo interior de cada personaje. Además, Ejercicio de violencia para abejas tiene sus momentos cómicos que hacen que la vida de estos dos personajes sea más llevadera. Destaco los dos momentos finales con la banda sonora de Merche y los disfraces de heroínas. Se nota que Abel Zamora ha realizado un trabajo de hilo fino, intenso y confiado. Tiene fe en sus actores y lo demuestra. Le vimos actuar en ¿A quién te llevarías a una isla desierta? y ahora descubrimos su faceta de director y dramaturgo. Le seguiremos la pista.