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Mucho ruido y pocas nueces, tres mujeres

Si me dijesen de antemano que tres únicas mujeres iban a ser capaces de representar Mucho ruido y pocas nueces de Shakespeare me hubiese costado creerlo. El resultado, cómico a la par que complicado, es de un enorme esfuerzo por tratar de que el público vea, distinga e intuya la historia de múltiples personajes que el autor londinense fue capaz de crear. ¿Lo consiguen? A duras penas; aunque a veces el entendimiento de la historia no es lo más importante. En este caso, la originalidad y el ingenio vencen a la lógica y Las Grotesqués consiguen que el público pase un rato divertido.


Sonia Sebastián está al frente de este grupo. La mirada externa que consigue encajar todo el trabajo. No tengo ninguna duda de que este proyecto se ha creado desde el amor al teatro y al actor como cuerpo y eje creativo. Se nota. Una combinación de comedia del arte, mimo, pantomima, clown, personajes caricaturizados, todo esto con unas gotitas de humor con un toque femenino. La función comienza con una coreografía de I´m so excited, no digo más.


En el programa de mano ya nos avisan de que es posible que no entendamos nada de la historia. Quizá hubiese sido interesante leerse la obra antes porque por más esfuerzo que ponen las actrices por refrescarnos quien es cada personaje hay veces que el público se pierde y se distrae. No debería ser así pero es casi imposible abordar este trabajo de otra manera. Y ellas lo saben y utilizan este defecto como recurso cómico. “¿Os estáis enterando de algo?”, repiten en más de una ocasión. Este hecho hace que la función se haga un poco larga pero era imposible recortar más el texto de Shakespeare. A pesar de estos peros no puedo sino alabar el trabajo de las tres actrices que se suben a escena.


Una coordinación magistral, una escucha sin precedentes y un juego creativo exigente. Elena Lombao, Celia Freijeiro y Tusti de las Heras interpretan como poco a cinco personajes cada una, cambiando de un momento a otro en apenas un parpadeo del espectador. Cada una tiene su sello propio y lo marcan a la perfección. Tusti de las Heras es la más expresiva, la más externa y la que afronta mayor número de personajes. Celia Freijeiro es la más comedida, la más natural si alguna puede llamarse natural en este lenguaje expresivo mientras que Elena Lombao, que firma la dramaturgia junto a Maribel Vitar, es la combinación perfecta de las dos anteriores. Juntas forman un tándem donde las tres puntas del triángulo están afiladas con minuciosidad.


En Mucho ruido y pocas nueces el público se reirá, captará las ocurrencias corporales de las actrices pero a veces se sentirá perdido. Tranquilo, no serás el único. Pero aún así te divertirás. Te encontrarás con una interesante propuesta en torno a esta obra refranera de Shakespeare con un trabajo constante sobre la escena.


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