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Pluto, tan actual como lenta y simple

El Teatro de La Latina ofrece de nuevo una versión actualizada de una comedia clásica. Después de nueve semanas de éxito con El Eunuco de Terencio, autor romano del siglo II a.C., ahora, con Pluto, nos remontamos a la Grecia del siglo IV a.C. Esperábamos encontrarnos algo del estilo, sobre todo porque también viene secundado por Pentación Espectáculos, una garantía de éxito en el tiempo que llevo viendo obras suyas, y esa ha sido nuestra gran decepción. De comedía fácil e infantil, con un ritmo lento, voces y canciones sin peso tratándose de un musical, y una dirección que gira en torno a un showman que a veces no sabe si está en un concierto o en una obra de teatro.


Prefiero el trabajo en equipo, el de grupo, el de elenco, cuando todo gira en torno al espectáculo; prefiero todo eso en vez de esos los montajes en los que el eje de la propuesta es uno de los actores. A Javier Gurruchaga no le hacen ningún favor con esta decisión. Una subida de ego impresionante en la que todo gira en torno a él, en contra del resto del reparto. Lo vemos cantar a él, no a un personaje, extiende sus gracias cuando ve que el público le corresponde, robando foco a los compañeros, aparece sin peluca y se la coloca en escena, no para quieto ni un segundo,… Errores de principiante -lógico, pocas veces se ha subido a un teatro-, que debería haber corregido Magüi Mira, la directora.


Aparte del trabajo de Gurruchaga que, con sus peros, consigue levantar musicalmente una función de ritmo lánguido, Pluto es una comedia actual en la temática pero pasada de moda en el humor. Humor que la versión de Emilio Hernández, junto con la dirección de Mira, no ha hecho sino ensalzar. Comedia del corte de mangas y los miembros de gran proporción. Una comedia nada inteligente sin ningún tipo de pretensión por buscar algo diferente e innovar.


A nivel musical, las canciones están cantadas a medias, nadie se luce por su voz, ningún tema te sorprende –nos quedamos con la del final, Lentejas y libertad, que, por lo menos, es pegadiza- y el piano se queda pobre en escena, aunque sí agradezco que esté en directo. Sería genial para una obra más sencilla pero aquí necesitamos más. Estas canciones no hacen sino ralentizar una obra que ni tiene el ritmo de la comedía ni del musical, esperemos que lo vayan adquiriendo con los bolos que le quedan por delante.


Otra cosa que echo en falta es la comunicación entre los actores, están más centrados en contar al público que en que haya vida entre ellos. Me quedo con un Jorge Roelas que, aunque no innova en su personaje, sigue teniendo una comedia intrínseca. El resto del reparto no sobresale interpretativamente. Alucino también con las técnicas de marketing, esperaba ver mucho más a Marisol Ayuso, ya que comparte importancia en el cartel con Gurruchaga, y tan sólo podemos disfrutarla en un par de escenas, eso sí, es un soplo de aire fresco.


A pesar de sus muchos peros, ¿por qué puede ser interesante ver Pluto? Porque es una muestra evidente de que la sociedad no tiene remedio, que puede evolucionar en muchos aspectos pero en los temas de poder, dinero y corrupción no hemos cambiado nada aunque hayan pasado decenas de siglos.


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