El señor ye ama los dragones, un cuento chino
Una escenografía impactante, intrigante y una iluminación potente. El señor ye ama los dragones es un cuento, una fábula, un proverbio. El texto introductorio donde nos dicen que estamos en el año 4.711, ¿una propuesta futurista? No, parece ser que no. Un edificio de pisos es como un enjambre... En el sótano, junto a los trasteros, los obreros, los zánganos, que viven su vida a expensas de la televisión y los crucigramas, en los pisos centrales, y en el ático, en el décimo piso, la abeja reina, la presidenta de la comunidad, que mira al vacío con desprecio. Gloria Muñoz da vida a Magdalena, abrigo de visón y perlas a cuestas, con peso y solvencia. Dirigida por Luis Luque, esta obra aborda el tema de la inmigración como nunca antes se había tratado.
Un hombre vestido con una manta pasea sin querer ser visto por el sótano del edificio. ¿Quién será? Para averiguar quién es, la presidenta de la comunidad baja, por primera vez, a casa de la Señora Wang. Lo que sucederá a raíz de esta visita, jamás se le hubiese pasado por la cabeza. El señor ye ama los dragones es una comedía cruda, dura y realista que trata un tema pocas veces visto sobre el escenario de una manera tan directa. La inmigración china. Los mitos, tabúes, la carne de perro que venden en sus restaurantes o los cientos de cervezas que venden en el mercado negro, son algunos de los temas que trata el texto de Paco Bezerra.
Las chinas, definidas como hormigas, como cucarachas, el cuento de la hormiga y la cigarra. Es cierto que la obra de Bezerra es original pero deja un sabor agridulce, sin demasiado peso. El montaje es original pero peca de lentitud. Setenta minutos que pasan lentos, que dibujan un conflicto que se queda en nada, la merienda podría haberse jugado mucho más. También es cierto que el desenlace es cruel, duro e impactante, aunque no llega a culminar del todo una resolución satisfactoria.
Los personajes creados por Paco Bezerra están dibujados con lápiz fluorescente. Los malos son muy malos y se merecen lo peor y los buenos siempre saben apañárselas de manera inteligente para salir adelante y resultar victoriosos. Gloria Muñoz pisa firme el escenario. Un personaje tan real como ficticio. Magdalena no quiere ver lo que le rodea, está más centrada en aparentar lo que siempre ha sido que en ver su realidad. Siempre es un placer verla en escena. Lola Casamayor está correcta y muestra a la perfección este tipo de mujeres asentadas en la rutina, aunque las escenas que ambas tienen en común no terminan de fluir con soltura, están demasiado encorsetadas y se alargan en el tiempo. Por el lado asiático, Chen Lu es muy tierna y resulta muy cómica la incomunicación que produce su personaje y Huichi Chiu representa a Xiaomei con absoluta fiabilidad.
Un cuento de Navidad con un gran tratamiento estético pero que a nivel teatral no me termina de convencer, casi se podía haber contado como microteatro. Demasiado larga la presentación de los personajes para llegar al meollo de la cuestión muy tarde, sin tiempo para continuar con la historia. Sin embargo, arrasa en la originalidad de la temática y en el realismo de la misma. Gana en la base aunque pierde en algunos detalles.