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Teatro, un juego de seducción

El juego teatral tiene sus técnicas y su improvisación, el juego de la seducción también. Pero, ¿hay que seguirlas al pie de la letra? ¿Se pueden romper y conseguir nuestro objetivo? “Una comedia filosófica sobre la seducción”, así define el equipo de Teatro este texto de Mariano Peyrou donde la palabra tiene poder, donde el filósofo habla con naturalidad y donde Francesco Carril presume y se expone saliendo muy bien parado, consiga o no su objetivo.


Un chico cualquiera, cinco chicas cualquiera. Juan, acuario, sincero. Ellas son una. Una pregunta directa, ¿quieres acostarte conmigo? Cinco respuestas que cambiarán la forma de entender las relaciones interpersonales que Juan tenía en un principio. El montaje de Teatro se vislumbra diferente, va más allá de cinco noches diferentes en las que un gañan seductor intenta llevarse a la cama a cinco mujeres diferentes, sin importar el color del pelo o de los ojos. La dirección de Sigfrid Monleón lleva al reparto femenino a estar siempre presente, atentas, acotando textos, opinando sobre el mismo y siendo cómplice con el público. Eso consigue que un texto que puede ser demasiado enrevesado, rebuscado a veces, tenga una fluidez mayúscula.


Otro de los culpables de esta fluidez es el trabajo interpretativo de Francesco Carril. Un gañan inteligente, filósofo, teórico del amor y del sexo. Carril hace que su personaje sea atractivo y el público quiere que consiga su objetivo. Es más, durante la mitad final de la función deseo que alguna le diga que sí directamente. Me hubiese encantado ver su reacción. El elenco femenino se desenvuelve con soltura, aunque destacan Alba Enríquez y Valeria Alonso, las dos que tienen más vida durante toda la función, sonríen, les brillan los ojos, viven. Gran entrada la de Alonso. Andrea Trepat está correcta, aunque le algo falta de energía. Alejandra Saba tiene poco tiempo para lucirse y Isabelle Stoffel peca de sentimentalista, amén de que ha sido un error limitar su acento y no usarlo para la función y para distinguir su personaje. La diferenciación de personajes podría ser más evidente aunque entiendo, también me lo dice el vestuario, que la intención era que casi fuesen el mismo personaje, habría que concretarlo porque no consiguen ni la una ni la otra.


Teorías sobre el amor, sobre cómo concebimos el amor, el sexo. ¿Qué pasa después de una noche de sexo? Valoramos el silencio o lo odiamos. Teatro es una función a ratos compleja, a ratos sencilla, como la vida misma, como el teatro. Sin embargo, peca de monótona ya que no hay ningún cambio en el texto que sorprenda al espectador, que sorprenda al personaje de Juan. Todas las respuestas de ellas son similares en esencia y, de una manera u otra, son cinco maneras iguales de decir que no. Podría haberse jugado mucho más esta gran idea de partida.


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