Penev, ¡qué gran jugador!
Está claro que en Madrid no se crea todo el teatro nacional. Siempre es interesante abrir las fronteras y dejar entrar a las salas madrileñas a compañías de otros puntos de España. La Teta Calva es un grupo valenciano que llega a Madrid con ganas de mostrar su arte. ¡Y vaya si lo tienen! Penev es una obra que habla de teatro y de futbol pero, sobre todo, habla de la vida, de la soledad, de lo que es capaz de hacer el hombre por venganza, habla del dolor, de la crisis, del paro y del abandono. Xavo Gimenez escribe esta obra y la protagoniza junto a Toni Agustí.
Penev habla de esas personas que no encuentran su lugar, que viven hoy como ayer, sabiendo lo que va a pasar mañana. Exactamente lo mismo. Hasta que un día, algo cambia y todo cambia. Antonio acaba de perder a su madre y está decidido a vengarse de aquel adoquín mal puesto en un lugar perdido que la hizo caer.
Hay montajes hechos con absoluta inteligencia. Hay textos escritos con maestría y hay interpretaciones que no pasan desapercibidas. Cuando te encuentras todo esto en una obra, sales de ella como si hubieses visto un fantasma, como si te hubiesen contado un cuento en el que el príncipe no rescata a la princesa. Penev es una obra aparentemente normal, sencilla, que no pretende incidir en grandes elementos escenográficos ni de iluminación. Pero tiene exactamente lo que necesita. Es entrañable, guarda un mensaje agridulce donde el espectador reflexiona sobre su propia vida, si realmente está cumpliendo sus objetivos, o al menos luchando por ellos. Penev guarda un humor inteligente, nada común ni reciclado pero que llega a todo el público. ¡Hay muchas formas de hacer reír al espectador sin que la risa suene a conocida!
Este partido lo juegan dos jugadores que se conocen muy bien las reglas. Son jugadores que consiguen que parezca sencillo todo lo que hacen. Toni Agustí es elegante, con o sin traje de chaqueta, es directo, conciso y sereno. Los gritos al espectador de Xavo Giménez retumban en la sala. Nos despiertan más de lo que ya estábamos. Giménez construye un personaje único. Está genial en su monólogo final.
Videojuegos, libros, juguetes, cromos, Maradona, Penev,… cosas que guardamos sin saber porqué y que un buen día vendemos para poder comprar otras cosas que alguien guardó sin saber porqué. El texto de Penev tiene algo que traspasa, ideas que, por lo menos a mí, nunca se me habían pasado por la cabeza. El futbol es un escenario con veintidós jugadores. “Nadie grita a un actor que actúa mal”, dicen en la obra. Alguien podría decir que la propuesta es localista, que hablan de Valencia y nos resulta lejano, pero para nada. Es un texto que podría representarse en cualquier lugar. Porque en todas las ciudades hay adoquines mal asentados, hay políticos corruptos, hay hijos que te piden que les lleves al estadio de su equipo favorito, hay padres divorciados, hay actores que no saben para qué se suben al escenario pero, sin lugar a dudas, saben que lo seguirán haciendo. En todas las ciudades hay personas.