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1982 obertura solemne, teatro en vivo


El teatro es vida y esto lo sabe muy bien Lisando Fiks. Por desgracia, no he tenido la oportunidad de ver mucho teatro argentino, por eso cuando desde la Sala Nueve Norte nos invitaron a ver 1982 obertura solemne, reservamos el día de inmediato. Esta obra viene avalada por las palabras de Corazza que la definen como “una de las mejores obras de teatro off de Buenos Aires”. ¿Será cierto que ha llegado a Madrid un pellizquito del centro teatral argentino? Fuimos para comprobarlo y nos quedamos sin palabras. Teatro en vivo, la vida hecha teatro.


Un violonchelo de fondo ameniza nuestra entrada. Con el diccionario porteño en nuestras manos, presuponemos que de algo no nos vamos a enterar, que la obra puede tener un punto localista y que ese diccionario nos va a ayudar. 1982 obertura solemne es una obra con un trasfondo político pero que va más allá. Habla del hombre, del respeto, de la humanidad, de la lucha de clases, de la música, de la valentía, de la cobardía, del amor, del absurdo de la guerra, de la patria. Todo ambientado en una fiesta de cumpleaños con un invitado desconocido.


Lisandro Fiks escribe y dirige esta historia que está hecha con amor, que te toca muy hondo. Tanto que apenas te das cuenta. Al pasar los días, no puedes olvidarte del encuentro que presenciaste. Te sientes espectador de un enfrentamiento que no podría haberse evitado, por más que los personajes luchasen por obviarlo. La obra de Fiks es como una olla express, va cociendo poco a poco, a una temperatura constante, pero cuando el fuego sube, la tensión sube y parece que siempre está a punto de explotar. “Aquí va a pasar algo muy gordo”, es la frase que más repetía mi mente durante la función. Y la olla explota, inevitablemente. Obertura solemne habla sobre la Guerra de las Malvinas, habla sobre Hitler, sobre Tchaukovsky, habla de la historia del hombre de una manera tan cercana que más de uno echamos de menos no tener esa conciencia social, esa conciencia histórica. Marginados y militares, diferentes puntos de vista sobre un mismo conflicto.


El montaje de 1982 obertura solemne parece inexistente, aunque está tan trabajado de una manera muy precisa. Nunca he visto en el teatro una escena en una casa tan real. El espectador puede decidir a quién escuchar cuando nos encontramos con conversaciones paralelas. Genial trabajo. Los silencios son vitales, los pensamientos del personaje pasan por la mente del actor y son tan visibles que no necesitan pronunciarse, latente principalmente en Christian Álvarez. A tanta carga dramática y tanta tensión acumulada se enfrenta el personaje que interpreta Darío Dukáh, un soplo de aire fresco, humor, risas y cucharas de madera. Magistral su interpretación y la evolución de su personaje. Romina Fernándes es la viva imagen del que no puede callarse, le hierve la sangre y sólo callarían su indignación con puntos en los labios. Fiks, que se guarda para él un personaje muy interesante, consigue mantener el tipo y la cordura ante la situación. Una situación que lleva a los personajes hasta el extremo más absoluto de una manera vertiginosa.


Sin duda, ha sido todo un lujo poder compartir esta experiencia teatral. Un lujo que el equipo de 1982 obertura solemne decidiese cruzar el charco y llegar hasta Madrid para deleitarnos con su arte. Gracias.


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