Cuando llegue el otoño, drama tierno
Cuando llegue el otoño es un montaje pequeño, concreto pero con un punto de dulzura y ternura que abarca los 50 minutos de la obra. Kas Borrella y Alexandra Ispierto firman este texto donde la rutina de una pareja se ve rota por un embarazo posiblemente no deseado y por un tumor que desestabilizará el clima familiar. Los intentos frustrados de Carlos de hacer las cosas bien harán que Luna piense en pasar una temporada en casa de su madre. Pero al final el amor podrá con todo y la cuenta atrás para el día del alumbramiento será la más ansiada.
Una pareja joven que se enfrenta a situaciones complicadas. Una historia escrita a través de discusiones pero con una atmósfera muy acertada. Entre escena y escena, nos habla la hija que vemos crecer en la barriga de la madre –aunque la barriga no crezca-. Una carta con la dulce voz en off de Alexandra Ispierto, un homenaje a una mujer que antepuso la vida de su hija a la suya propia. Sinceramente, esto es lo mejor de la obra y el detalle que logra despertar la lágrima en el espectador.
“Piensas poco en mí”, “vives de espaldas a mí”, quejas, quejas y más quejas que no logran despertar el nervio y el acierto en Carlos. Una frase desacertada será la gota que colma el vaso en la paciencia de Luna. Un texto escrito con sencillez. Directo y conciso. Sorprende cuando quiere sorprender, aunque a veces tiende a la cursilería y a frases de amor redichas. El montaje diseñado por el propio Borrella está construido para mostrarnos los momentos de crisis de la pareja pero con un desenlace que nos demostrará que da igual las discusiones que tengamos, al final, lo que queda flotando es el amor. Cuando llegue el otoño es un drama, un drama duro y cruel pero nos regala un momento cómico y divertido. Una reconciliación con la banda sonora de Cómo yo te llamo en las voces de Rocío Jurado y Raphael. Una escena que podría haberse jugado mucho más y se habría explotado como uno de los grandes momentos de la obra. Ahora se queda a medias, ¿de verdad esta pareja hace playback con esta canción? No tengo ninguna duda de que Carlos y Luna cantarían esta canción a pleno pulmón, entregados y desafinados.
Fernando Bodega y Yalda Peñas son la pareja protagonista de esta historia. Los padres que esperan el nacimiento de su pequeña. Peñas tiene dulzura en la mirada. Está correcta aunque espero que con el recorrido de las funciones llegue a entregarse al cien por cien. Sin embargo, Bodega necesita una mayor dirección actoral, que se paren más con él. Tengo la impresión de que su personaje aún no está terminado. Habla con miedo, utiliza siempre el mismo tic –tocarse el pelo- para cualquier acto de desesperación, enfado o temor. Bodega le da un toque demasiado infantil a su personaje, a veces parece que incluso habla un niño. Y, es cierto, Carlos es inocente, no sé da cuenta de las cosas, pero ya es un hombre. Y ante lo que le pasa debería de tener cierta evolución durante la obra. Su voz nasal tampoco le ayuda a ello.
Cuando llegue el otoño es una obra con una historia tierna y esperanzadora –siempre quedará el espíritu de la madre en la hija que nos cuenta la historia- pero que a nivel escénico necesita pulirse. Falta realismo en la interacción de los dos intérpretes, falta amor. Por cierto, no sé si fui yo o la obra va dando saltos en el tiempo marcados con los meses de embarazo pero que después no sé corresponden con la historia. Quizá me faltó atención en ese dato pero me despistó bastante.