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Mientras tanto, trapos sucios y humor femenino


Siempre me decían que el verbo menos activo de todos es esperar. Cierto, parece que mientras esperas no puede pasar nada, pero no siempre es así. Las chicas de Mientras tanto viven su vida entre espera y espera y mientras tanto, la vida va pasando con sus alegrías y sus penas, sus circunstancias y sus adversidades,… La amistad siempre presente, frente a todo. Miguel Ángel Cárcano dirige esta comedia con tintes dramáticos en la que el lado femenino del público se sentirá muy identificado. “Esto me pasó a mí”, repetía la chica que tenía en la butaca de al lado.


Carlota es la correcta. Emilia la liberal y cabeza loca. Ana la que nada puede callarse. Tres amigas. Mientras tanto vive la vida de estas tres chicas en sus tiempos de espera. Esperan para entrar a depilarse, para hacerse un tatuaje, para ver al médico, esperan un avión,… Sus conversaciones nos descubrirán sus anhelos, sus frustraciones, sus deseos más ocultos, los más vistosos, nos descubrirán el carácter de cada una desde el primer minuto y, cómo no, también saldrán los trapos sucios y las verdades que, tal vez, nunca deberían decirse.


La dirección de Cárcano, al igual que su texto escrito mano a mano con Mª Inés González, es sencilla y directa. Mientras esperas suceden cosas, ¿qué cosas? Estamos aquí para descubrirlo. Los tres personajes pertenecen, como ellas mismas dicen, a una “generación de sueños rotos” o a una generación de “hijos apoyados por sus padres”; los dos grupos provocan que las tres amigas no lleguen a ver sus vidas completas al cien por cien. Emilia apenas lo piensa, deja su vida pasar buscando aventuras por minuto. Carlota es la perfecta, la que debe de ser, domina todo lo dominable pero falla en lo que no puede controlar, lo que no depende de ella. Ana ve pasar los días intentando que algo la motive para cambiar.


Emilia es Marta Romero, a la que ya vimos interpretar varios personajes con soltura en Autoindefinido. Aquí interpreta al personaje más cómico junto a Marta Naharro, que da vida a Ana, ambas tienen ese punto divertido que las encumbra. El lado dramático lo compone Rocío Vidal, Carlota, personaje que enarbola su frustración y no logra ser feliz. Las tres basan su interpretación en la complicidad de la amistad, en el buen humor y en la mirada de sus personajes. Componen una función divertida, orgánica y noble. Sus personajes salen de un cliché pero intentan acercarse a un naturalismo creíble. Y lo consiguen.


Mientras tanto es, inevitablemente, una función dedicada a las chicas. Una función a las que ellas deben ir con sus amigas y se sentirán tremendamente reflejadas. Nosotros, el público masculino, lo pasaremos bien, nos divertiremos y podremos entender un poco más el alma de la mujer que nos acompaña. Una comedia ligera, sin grandes pretensiones y efectista. Los tintes dramáticos son tratados con liviandad, apoyándose en la comicidad de los personajes y de las actrices que viven su drama sin demasiada acentuación. No lo buscan y me parece perfecto.


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