Desde aquí veo sucia la plaza, ¡qué ridículo y qué vergüenza!
¿Vale todo en el discurso de la tradición? Esto es lo que se cuestiona en Desde aquí veo sucia la plaza, una función gamberra y reivindicativa que utiliza la ironía disfrazada para contarnos la defensa de una tradición de bárbaros que fue prohibida, como tantas otras que todavía no lo han sido. La critican, sí, pero a su manera. Sintiéndose ellos, los del pueblo, los que aman la cabra y la tiran desde el campanario. Chiqui Carabante dirige este espectáculo que muestra a tres actores en su apogeo creativo.
No quería ponerme a escribir esta crítica sin antes comprobar qué tiene de cierta esta historia. Villanueva de la Faca no existe pero sí existe Manganeses de la Polvorosa, en Zamora, donde en 2002 se prohibió esta tradición de tirar una cabra desde el campanario del pueblo. “La Volá” se llama en Villanueva de la Faca y por mucha manta que haya para intentar cazar al vuelo a la cabra, lo cierto es que me sigue pareciendo una atrocidad. Club Caníbal esboza un pueblo de tradiciones profundas con un humor negro exquisito, un punto absurdo y una originalidad aplastante.
Es cierto que Desde aquí veo sucia la plaza no tiene un ritmo frenético, algo que se echa en falta a veces, hay demasiada recreación en algunos momentos graciosos que pierden fuelle en ese exceso pero también es cierto que la obra es original como pocas y que tiene un trabajo creativo excelente. La historia, de por sí, es interesante. El Parlamento Europeo prohíbe “La Volá” en Villanueva de la Faca. El pueblo se revoluciona y su alcalde no está dispuesto a permitir que le prohíban cumplir con una tradición milenaria. A partir de este momento se preparará junto a su primo, el “actor” que volvió al pueblo, para convencer con carisma a Europa de que la tradición no se puede prohibir. Mientras tanto, pastores, viejas y policías acompañarán a estos dos primos en la lucha por la defensa de “La Volá”.
Si “La Volá” se celebra se llenará el pueblo de tricornios azules. Sí, tricornios azules, la ONU ha decidido fusionar a la policía y a la guardia civil. Esta es una de las ocurrencias que el equipo de Club Caníbal ha decidido introducir en el texto de Desde aquí veo sucia la plaza. Escenas muy acertadas, como la relación de amor entre el pastor y la cabra Clarita, las escenas de las viejas, con unos Vito Sanz y Juan Vinuesa acertadísimos. Los dos están geniales en toda la función y en la multitud de personajes que llevan a cabo, no les cojea ninguno. Font García esboza un alcalde ridículo y está notable en el monólogo final. Un monólogo que guarda toda la intencionalidad de la obra. La música y efectos sonoros de Pablo Peña también contribuyen a crear una atmósfera rústica y locuaz.
Desde aquí veo sucia la plaza, una plaza llena de sangre por una cabra que no supo caer sobre la manta. Una fiesta atroz -en el video de Manganeses de la Polvorosa casi ahorcan a la cabra antes de tirarla- pero no menos atroz que otras fiestas en otros pueblos o que los mismos toros, arraigados en nuestra sociedad pero con muchos detractores. O se prohíben todos estos festejos que maltratan a los animales o no se prohíben ninguno. Voto porque se prohíban todos.