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Juventudes, todo vale en el poder



Juventudes es un como un programa político, te promete algo que te da a su manera y, con sorpresas. Las sorpresas, en este caso, son buenas. Y las provoca un texto cómico escrito por Natxo López, que te despierta en los momentos más oportunos. No es excesivamente original ni arriesgado en su estructura pero sí consigue provocar la risa en el espectador, aunque intuyo que, a medida que pasen las funciones el ritmo y la comicidad irá a más. Selu Nieto, Goizalde Nuñez –en mi función sustituida por una correcta Chupi Llorente-, Darío Paso y Alicia Rubio protagonizan esta comedia absurda aunque, tristemente, muy real.


Felipe Martín está de suerte. Lo han elegido concejal de medioambiente de su ciudad. ¿Por méritos propios? Desde el primer momento vemos que no, ni siquiera sabe leer su discurso de investidura. Su mejor amigo y jefe de gabinete, Nacho, prepara con él su discurso. Tienen una hora por delante, una hora que será un auténtico caos en la sala de conferencias.


Un texto que no deja títere con cabeza. Ataca a los viejos y a los nuevos partidos, a la democracia, al sistema interno de cada partido y a todos y cada uno de sus políticos. Una “carrera de tiburones” en la que todo vale para llegar al poder. Algo que se demuestra en clave de humor en la obra de López. Una comedia clásica dividida en tres actos que tiene buenas pretensiones y escenas verdaderamente cómicas pero que necesitan, sin ninguna duda, perfilarse y limar para llegar al punto cómico que necesita la obra. Nos encontramos con silencios demasiado largos y vacíos, recursos cómicos que se quedan a medias -¿por qué la mancha de sudor en la axila no sé ve?, ¿por qué si la periodista no lleva cuaderno y escribe en un clínex no hay ninguna referencia textual?-, y actores que no están al cien por cien.


“Lo importante es ser un gran sí aunque seas un gran no”. Frase que el reparto tiene que aplicarse, sobre todo cuando de verdad son un gran sí. Selu Nieto resulta convincente en un papel que domina a la perfección, aunque a veces se queda flojo de energía. Algo que no le pasa a Alicia Rubio que está al pie del cañón en todas sus apariciones, levantando la obra desde el momento en el que se cuela por la ventana. Las escenas de ambos son de las mejores de la obra. Darío Paso borda ese canalla sin escrúpulos e inseguro y Chupi Llorente está correcta, aunque su personaje debería subir la energía de la obra y Llorente no lo consigue. Sin embargo, a pesar de ser una sustitución, defiende su personaje con empaque. Una pena no haber podido ver en escena a Goizalde Núñez, actriz que es pura comedia y que seguro que engrandece la obra con su sola presencia.


Felipe es el peor candidato que su partido podía imaginar. ¿Logrará alzarse con el puesto? Juventudes refleja cruelmente lo complicado que es romper con una vida acomodada por los principios y, con humor absurdo, nos muestra una realidad que esperemos que no sea tan cierta como parece. Mala España de tiburones y pescadillas nos espera.


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