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Nuestras mujeres, el valor de la amistad


Uno de los objetivos de una obra de teatro es crear inquietudes y preguntas en el espectador. ¿Qué haría yo en la piel de los personajes, en esas circunstancias? Esta es la pregunta que todo espectador activo se hará en la función que con mimo y soltura orquesta Gabriel Olivares. Gabino Diego, Antonio Garrido y Antonio Hortelano serán los protagonistas de esta historia que, en base de comedia, responderá, a su manera, a muchas cuestiones sobre la ética y la amistad.


Tres amigos han quedado para jugar a las cartas. Es una cita rutinaria y también es rutinario que Simón se retrase. ¿Tanto? Simón llega para caldear el ambiente. Acaba de asesinar a su mujer. ¿Qué hacer? Entregarse, ocultar el cadáver, fingir no haber estado allí,… Múltiples opciones pero ninguna sin consecuencias. Habrá que ver Nuestras mujeres para ver cuál de ellas escogen estos tres amigos.


Este es uno de los encantos de esta función, el debate entre los amigos es tan complejo que nunca llegas a saber qué harán al final, y más cuando el final nos tiene preparado más de una sorpresa. Nuestras mujeres hace que el espectador se posicione, se interrogue a sí mismo y se ponga en el papel de los amigos que, sin comerlo ni beberlo, son cómplices de un crimen desde el minuto en el que no descuelgan el teléfono para llamar a la policía. ¿Qué es ser hombre? ¿Qué es la amistad? ¿Todo vale? ¿Esto es algo que le puede pasar a cualquiera? Un debate sobre la violencia de género desde el punto de vista del hombre, del que no maltrata pero se le va la cabeza y la mano en una fatídica ocasión. Una situación extrema que hará que la vida de estos tres amigos nunca vuelva a ser la misma, ¿o sí?


Bien acompañados por una espectacular escenografía e iluminación, los tres actores se enfrentan a un texto complejo pero muy rico. Realista y cómico. Antonio Garrido triunfa en escena, es sincero, extremo y entrega su energía a su personaje, especialmente en el momento rap que, aunque es divertido está metido con calzador. Gabino Diego mejora con la situación y contagia su humor al espectador, aunque vocalmente está un poco perjudicado. Despliega una naturalidad y estilo muy particular, incluso parece poco técnico, no consigue dejar quieto a su personaje en ningún momento. Antonio Hortelano, por su parte, aprovecha sus momentos y, aunque es el que menos aparece en escena, es el motor de todo y, cuando aparece, la escena sube de energía. Sin embargo, a veces está un poco excedido y no encontramos en su interpretación ninguna bajada, ningún momento en el que su personaje se derrumbe frente a lo trágico de la situación. Todo un acierto la elección del reparto, los tres forman un gran equipo.


“La amistad es un seguro en caso de un golpe duro”. Una de las frases de la obra de Eric Assous que podría resumir el montaje dirigido por Gabriel Olivares, que consigue que las mujeres de la obra, personajes ausentes, también tengan un protagonismo vital. Y yo me sigo preguntando horas después de ver la función, ¿qué haría yo en esta situación? Esto es buena señal, la obra motivará la mente del espectador. ¡Qué siga haciéndolo!


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