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No estamos together, lo que queda de ti en mi


No estamos together es una comedia romántica donde el romanticismo lo ponen los enamorados que ya no se aman y la comedia los nuevos amantes y su relación con ellos. Nacho López Murria ha escrito y dirigido esta historia de pedazos de corazón roto y cuentos infantiles que convence al espectador y lo obliga a hacer un viaje interior a su pasado, buscando lo que queda en él de las personas que lo acompañaron. Buena trama, buenos intérpretes.


Sam y Eme son una pareja de artistas que viven juntos. La pareja perfecta. Al inicio de la función descubrimos el último beso que no se dan, el de la despedida, el del vacío o el de la esperanza. A partir de ahí, veremos cómo fluye la vida de estos dos personajes y como por las paredes de sus respectivas casas aparecerán otros personajes que intentarán llenar el hueco que les dejó el otro.


Si algo podemos destacar de No estamos together es su estructura dramática. Una aparente linealidad que se rompe a veces y personajes que oscilan en la vida de los dos protagonistas que parecen más una ilusión óptica que un personaje real. También es inevitable hablar de la propuesta de dirección y de la escenográfica. López Murria acierta en muchas ocasiones. Acierta en lo literario de la historia, en cómo afecta la literatura en sus protagonistas, acierta con los personajes antagónicos y con su energía, parecida aunque diferente destinada a levantar la obra y a que el espectador se divierta en medio de la vorágine dramática de sus protagonistas. Escenográficamente, la obra llama la atención y es todo un regalo el saludo final que nos propone Murria. Me gustan las obras que se ven cuidadas estéticamente y que luego eso se corresponde con el resto de campos artísticos.


A la contra va un personaje que despista, mezcla de realidad y ficción, el personaje de Uva es la protagonista del cuento que está escribiendo Eme y a su vez es una especie de hada madrina que se encarga de unir a la pareja. Complejo e innecesario. También hay otras propuestas como la tormenta que suena en la cabeza de los protagonistas o la radio que los incomunica, que no terminan de enviar el mensaje que pretenden. Por cierto, hubiese sido genial poder leer las palabras que Uva escribe en el suelo pero esa tiza no es efectiva y nos quedamos con las ganas. Por cierto, el epílogo despista, aunque obliga al espectador a pensar y deja abierto el final. Correcto.


El elenco que López Murria ha elegido para ilustrar su historia tiene la energía y las ganas de la juventud y se nota. Aitor Caballer está genial durante toda la obra, crea un tipo normal que me encanta ver en teatro. Alba Bayarri tiene una gran presencia escénica pero su personaje no evoluciona, la encontramos demasiado trágica durante toda la obra. La poesía no está reñida con la naturalidad. José Sospedra y Ana Dachs ponen el punto cómico a la función y lo consiguen con un tono por encima del naturalismo pero totalmente creíble en la trama. La energía de ambos, desde la locura de ella a la hiperactividad de él, es perfecta para contrastar la tristeza de Sam y Eme. Sandra Martín, por su parte, tiene un trabajo complejo. La falta de identidad de este personaje hace que se pierda en la historia, aunque la actriz compone una dulce y cariñosa maestra de ceremonias, le falta algo de energía.


Me quedo con dos frases de una obra poética y realista que seguro que con las funciones adquirirá más ritmo, “es difícil moverse cuando lo que no quieres es ser movido” y “no queremos ser seres humanos, nos creemos especiales”. Por cierto, todo un acierto también la música en directo de Maydiremay.


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