La necesidad del naufrago, ¿qué necesitas?
“La vida va de necesitar”, así es la vida y así comienza el viaje que hacemos a manos de Pablo Canosales. Director y autor de cada una de las piezas que componen este puzzle de necesidades vitales, la obra de Sieteatro Producciones armoniza con ritmo las historias de diferentes personajes que buscan y rebuscan su satisfacción a través de un texto escrito con mimo.
¿Qué necesitas? Necesito mi dinero, necesito que me des los buenos días, necesito a alguien, necesito que me la metan, necesito un beso, necesito trabajo, necesito el éxito, necesito que me quieran, necesito desinflar esta pelota,… Un nexo de unión que desconozco si fue buscado a priori o a posteriori pero que intenta aunar cada una de las historias de La necesidad del naufrago.
El comienzo de La necesidad del naufrago me recuerda a una obra que yo mismo interpreté, Ansia de Sarah Kane. La obra, por lo que podremos ver más adelante, no tiene nada que ver con Kane pero la introducción de frases desordenadas sin aparente sentido -quizá sean sentencias que se dirán a lo largo de la obra- es vitalista. Un buen punto de partida con una música enérgica y que aviva a los espectadores y a los propios actores. La obra que nos encontramos a continuación, sin hilo argumental, está definida por una personalidad original por parte de la dirección, que intenta darle un toque único a cada una de las escenas. Y lo consigue.
Cada historia tiene unos personajes. Entiendo que todos y cada uno son diferentes, que nadie repite pero a nivel actoral no encuentro esa diferenciación. No veo personajes, veo sensaciones. Cada uno de los protagonistas y de las escenas me transmiten un sentimiento aunque podrían ser cuatro personajes viviendo cada una de las situaciones presentadas. No sé si esa era la intención pero a veces necesitaba ver distinciones entre uno y otro personaje y aunque se intuyen, no estan claras. El reparto realiza un trabajo exigente aunque falto de variaciones. Víctor Nacarino acierta en su interpretación, está vivo y lleno de matices, sobre todo en la escena de El café. Brillante. Carmen Valverde tiene intensidad aunque echo en falta mayores cambios en sus monólogos, cómica en la escena de la pelota. Apunta maneras. Javier Prieto y Diego Cabarcos necesitan mayor entrega en su interpretación y en los sentimientos de sus personajes, que los sientan más de verdad. Creo que los cuatro tienen grandes momentos de lucimiento que la dirección de actores no aprovecha, dejando un resultado un tanto descafeinado, necesitan arriesgar y sacar el corazón de sus personajes, por breves que sean.
Una obra que el propio autor define como un “drama necesitado de comedia”. Una canción a medio tiempo que no termina de definirse, ni consigue emocionar ni provoca momentos de carcajada. Quizá le vendría bien matizar los instantes dedicados a dichas emociones y dar el todo por el todo para provocarlas. También es cierto que algunas escenas son demasiado breves, en otras llega el conflicto sin haberlo intuido como es el caso de la fiesta, y no dejan que el espectador saboree lo dulce o amargo de la historia. Aún así, La necesidad del naufrago aporta buenas ideas, bien coordinadas y un espíritu fresco. Escenas originales como El sexo o la de la playa destacan por su riesgo, textos interesantes como el de El francotirador o el relato erótico que protagoniza con entusiasmo Valverde, y una escenografía versatil son protagonistas de esta obra. El sabor de boca con el que nos quedamos es un punto de nostalgia que ya pudimos apreciar en el anterior trabajo de esta compañía, marca de la casa.