Los miércoles no existen, la comedia romántica por excelencia
Amor, indecisión, valentía, cobardía, lujuria, romanticismo, bodas, despedidas de soltera, risas y, sobre todo, música, mucha música. Los miércoles no existen es la comedia romántica por excelencia de la cartelera teatral madrileña. Quinta temporada en cartel y una película con el guión de la obra a punto de estrenarse, hacen que Los miércoles no existen sea una apuesta teatral segura. Peris Romano ha conseguido su sueño y quizá podremos decir algún día que Los miércoles sí existieron.
Unas cuantas historias de amor entrelazadas, saltos en el tiempo y declaraciones de amor. Una cita que se trunca, un despertar a manos de un hombre que no es tu futuro marido, un test de embarazo, un piso con cocina americana que no sabe si será nido de amor o unas hermanas que comparten hombre. Estas son algunas de las historias que nos proponen Los miércoles no existen. Siempre en clave de humor y separadas por un repertorio musical que aporta a la obra un misterioso halo de nostalgia.
Una obra que recorre muchos miércoles inexistentes. Saltos en el tiempo que no quedan del todo claros, el espectador se pierde entre las parejas y la pizarra, aunque tampoco es estrictamente necesario hirvanar hilo a hilo las historias porque al final todo llega a un entendimiento lógico. No hay que darle todo masticadito al público. Espectacular momento romántico con la canción Time of my live y genial desenlace. Peris Romano ha sabido sacar el máximo partido a un guión que no tiene nada de original pero que consigue que el público empatice en todas y cada una de las historias que nos propone. Algo tiene que funciona. Quizá su estructura sea uno de sus puntos fuertes.
Los miércoles no existen se concibió con la idea de tener un doble reparto, que el espectador pudiese ir dos veces a la obra viendo actores diferentes. A mí me queda la espinita de haber visto la obra con los actores iniciales pero creo que el reparto de covers y fijos que me tocó no tuvo mal resultado, aún así se nota que hay actores que van por detrás y que tienen menos química entre ellos. Javier Albalá tiene presencia escénica pero le falta fuerza en la voz. Iñaki Ardanaz resulta cómico pero me parece estar viendo a una copia de Gorka Otxoa, le falta personalidad. Mónica Requeiro está correcta aunque creo que podría darle más juego a su personaje. Bárbara Grandía nos despista en su doble personaje, no llegamos a entender si son dos o el mismo. Marta Solaz brilla en esta obra. Tenía ganas de verla sobre el escenario. Por su parte, Nacho López resulta divertido, elocuente y con el punto justo de canalla.
El tiempo pasa y, como dice la canción, “que el tiempo no te cambie”. En los miércoles no existen cada personaje busca su lugar en el mundo, el tiempo decidirá si lo encontrará o si pasará toda su vida en la incertidumbre del qué será de mí. Siempre nos quedará la música para recordar los momentos del pasado en los que fuimos felices, y en los que no. Me quedo con una frase que aplicaré a mi vida, “No soy un pesimista, soy un optimista con experiencia”. Genial.