La Estrella de Sevilla, clásico entre los clásicos
El Teatro Clásico de Sevilla vuelve a Madrid a regalarnos otro clásico, este ambientado en su tierra natal pero sin acentos ni dejes andaluces. En el teatro clásico parece que esto no tiene cabida. Alfonso Zurro versiona y dirige este drama de amores de Lope de Vega en el que el mayor bufón parte de la realeza y no de los criados. Manuel Monteagudo vuelve a estar soberbio en un papel que le viene como anillo al dedo, lo disfruta.
Siglo XIII. Sevilla. El Rey Sancho El Bravo llega a la ciudad y queda embelesado de una mujer, Estrella Tavera. A partir de este momento, hará lo imposible por conseguirla y con el absolutismo en sus manos, sus vasallos responderán ante él y por él a pesar de que sus deseos vayan en su contra. El hermano de Estrella es llamado ante el rey y tendrá que decir sí a todos los deseos del monarca.
La adaptación que de la obra de Lope de Vega realiza Alfonso Zurro es fiel al texto del autor. Una versión que no destaca ni por una originalidad ni personalidad excesivas, sino que más bien aprovecha el texto para rendir un homenaje a los clásicos y hacerlos con sentimientos actuales, aunque temas como el honor, la honra y la lealtad a la monarquía queden a día de hoy obsoletos. Este hecho hace que algunos de los actos que los personajes realizan queden inentendibles y no lleguemos a empatizar al cien por cien con la resolución de la obra que, por otro lado, me parece un final fácil y sin gracia, que deja sin sentido los potentes sentimientos que los personajes han ido arrastrando durante toda la obra. Lope de Vega es universal pero esta obra no tanto.
Mención especial merecen la escenografía y el vestuario de la obra, nominados a los Premios Max de este año, cuyo diseño corre a cargo de Curt Allen Wilmer y que Zurro ha sabido utilizar a las mil maravillas, creando una atmósfera moderna y minimalista donde los personajes se desenvuelven corporal y vocalmente con astucia.
Manuel Monteagudo se reafirma una vez más como uno de los mejores actores de Sevilla. Da significado y valor a cada verso, lleno de matices, y consigue que el público adore a este monarca que tanto daño causa a los personajes principales. Suyos son grandes momentos como los de “esta gente me espanta” y el actual, “lo siento mucho, no volverá a ocurrir”. Gran escena final entre los enamorados Pablo Gómez-Pando y Rebeca Torres, con unos versos que hacen historia. Gómez-Pando aprovecha los momentos de lucimiento de su personaje mientras que Torres podría haber hecho mucho más con la protagonista. A veces resulta forzada en su drama y en otras ocasiones le falta fuerza y arrojo. José Luis Verguizas está bastante acertado en su propuesta interpretativa y Alicia Moruno sabe aprovechar los pocos momentos que tiene su personaje en acción, creando una criada de la que nadie se olvida.
La compañía sevillana saca el máximo partido a una obra poco actual. Aún así consigue grandes momentos en escena y sus personajes tienen fuerza y firmeza, aunque sus actos finales disipen su energía. La Estrella de Sevilla es una buena ocasión para disfrutar de un clásico hecho con ganas. Fiel a sus principios.