El burlador de Sevilla, entre burlas y camas
Una propuesta musical, sonora y espectacular. Darío Facal versiona y dirige esta obra atribuida a Tirso de Molina. Con un reparto televisivo, encabezado por Alex García y Manuela Vellés, el Teatro Español presenta a un burlador decidido, inconsciente y con ganas de fiesta, sin miedo y sin temor, vive la vida sin pausa y viaja por el mundo dejando su huella en las féminas más bellas del lugar. Huella que marcará la vida y la deshonra de ellas para siempre.
Los sentimientos que Facal quiere mostrar en este drama son completamente actuales. Don Juan Tenorio tiene ganas de divertirse y lo hace a costa de todo el mundo. Sus mujeres sienten celos, ganas de recriminar la actitud de su amante y les llena de rabia el sentirse engañadas. Lo que más me llama la atención de la manera de tratar al Tenorio que, mano a mano han tejido Facal y García, es que el hecho de burlar y engañar es tanto o más motivación que el sexo para el protagonista. Le gustan las mujeres, las disfruta y las saborea, pero le pone todavía más el hecho de saber que las está engañando, toda esa trama y teatro previos al acto sexual son motivo de erección emocional. Todo un logro.
Darío Facal nos propone un montaje multidisciplinar donde el espectador no se aburrirá ni un segundo. Expone diferentes maneras de contar las escenas, unas más acertadas que otras, pero que por seguro mantiene al público expectante de saber que nuevas ocurrencias le quedan por ver. La propuesta de los micrófonos parece parar la acción al comienzo pero a medida que avanza la obra se integran completamente y se queda en mera anécdota. El director triunfa en cómo muestra las escenas de sexo, valiéndose del audiovisual, aunque falla en su manera de plasmar el espíritu de Don Gonzalo de Ulloa, un mastodonte innecesario y simple muestra de grandilocuencia injustificada. Habría mejores formas de contar esto y más adaptadas al montaje.
Otro de los puntos fuertes de El burlador de Sevilla es el trabajo de elenco que realiza el reparto. Todos van a una, incluso cuando están fuera de escena, que no del escenario. Crean interesantes efectos sonoros y visuales. Impresionantes los versos del fuego que Vellés siente y emociona. Álex García mantiene el tipo durante toda la función y lo acompaña un Catamilón miedoso interpretado por Agus Ruíz. Las mujeres tienen peso y fuerza en esta obra, destacando una estupenda y sensual Marta Nieto y una bella y fuerte Manuela Vellés. Los que peor parados salen de la función son Rafa Delgado, que apuesta por unos sentimientos impostados y nada creíbles y un Emilio Gavira que, aunque es eficaz, comienza a repetirse.
Los sentidos se aceleran con El burlador de Sevilla, erotismo, sensualidad, carnalidad, música, imágenes y fuego. Una fiesta repleta de placer que Darío Facal no ha querido perderse. Una propuesta diferente, innovadora y que no dejará indiferente a nadie. O gusta o disgusta, o te sumerges en su mundo o te ahogas en él.