La crisis de la esperanza, los tiempos que corren
Estamos en crisis pero tiene que haber esperanza, es lo último que se pierde. En los tiempos que corren,… La vida está llena de frases hechas para sentir que tenemos una excusa generalizada para nuestra "mierda de vida". En la obra escrita y dirigida por Yassin Serawan y que triunfa en los Teatros Luchana los protagonistas se rebelan pero la jugada les sale mal, como suele pasarle a la gente corriente, antihéroes cuyo mayor triunfo es conservar su puesto de trabajo al día siguiente.
Si hay algo que me gusta del teatro es cuando podemos ver plasmada la vida misma, con personajes reales sacados de la calle, gente que camina por la vida con sus problemas y sus crisis, sus pequeñas alegrías y su rutina. La esperanza en tiempos de crisis es eso, un cuadro donde la realidad se pone en movimiento y los personajes abren sus corazones. Almas de fracasados que intentarán poner remedio a la vida que los intenta aplastar.
Julián es un empleado de una fábrica con ganas de ser ascendido. La empresa se ha asociado con un cliente internacional y hay un puesto nuevo para el que está completamente preparado. Es el mejor aspirante. Su jefe lo llama a su despacho. Todos lo celebran. Su vida dará un vuelco y podrá llevar a su mujer a Cuba. Todo lo que da el dinero. ¿Conseguirá el ascenso o todo serán castillos en el aire?
He de decir que el desenlace de esta primera parte se veía venir, no sorprende, aunque la obra tiene un desarrollo interesante que hace que el espectador esté completamente sumergido en la trama de este protagonista común y corriente. “Eres un triste”, le dice su mujer. Un triste rodeado de amigos que harían lo que fuese por él, o por tener alguna aventura en su vida. Un protagonista interpretado con soltura por José Burgos, que consigue que el público piense que este personaje desolado con ganas de prosperar es el mejor protagonista que una obra puede tener, algo que dudábamos al principio. Y es que no todos son Mario Casas y Hugo Silva. Bienvenido el hombre corriente que ronda los cuarenta años. La crisis de la esperanza es una obra pequeña con grandes interpretaciones. Carmen Trueba está genial en todos sus personajes, más decidida en la comedia que en el drama, consigue captar la atención de los espectadores aunque sus intervenciones sean menores. Enhorabuena. Empaque tiene Manuel Tallafé interpretando a un típico terrateniente andaluz. Aitor Campo da carisma a su personaje y Rafa Nuñez impregna de ternura a un taxista bruto y machista. Yassin Serawan, que también actúa, consigue asentar a su personaje a medida que avanza la obra.
Lo cotidiano se vuelve interesante cuando los personajes modifican su rutina. Y esto es lo que nos podemos encontrar en la historia que firma Serawan. Un nuevo día que se presagiaba fantástico se tuerce y los protagonistas no se vendrán abajo. La clase media emerge y pisa el escenario con poderío. Basta ya de que las buenas historias sólo estén contadas por adolescentes con pisazos a los que nadie puede creer. Queremos realidad sobre el escenario y aquí la podemos encontrar. Y lo mejor, que va acompañada por un humor de la calle, ácido y sarcástico. Por cierto, estupendo final donde podemos ver una cara cruel de los medios de comunicación.