top of page

Los perros, una tierna y frágil espera



Si hay algo que distingue a Los perros de otras obras es la atmósfera que consigue crear entre todos los asistentes, una atmósfera que hace que todos salgamos en silencio y nos cueste unos minutos empezar a hablar. Selu Nieto dirige y crea este espectáculo de seres invisibles y aislados y se planta en escena junto a María Díaz y Manuel Ollero “Piñata”. Personajes que lo único que pueden hacer es esperar mientras se desesperan juntos, siempre juntos.


Expósito, El ciego y La Piojosa son los tres únicos habitantes de un hospicio donde lo único que pueden hacer es esperar y dormir, dormir y esperar. Esperar a que los trasladen a un sitio mejor. Sus sueños, sus deseos ante una estrella fugaz se hacen patentes en una escapada buscando un mundo mejor, el exterior donde les espera una noche estrellada y unos pasillos laberínticos. La historia se enmarca en los años 40, después de que se desarrollara en Alemania el programa de eutanasia, por el que fueron asesinados 30.000 pacientes de sanatorios mentales. Un marco que está en el ambiente pero que no necesita ser explicado para comprender y sentir la obra.


Los personajes de Los perros son pura ternura, pura fragilidad. Están compuestos a base de corporalidad pero hechos con corazón. Deformes y locos, así son tratados pero en realidad, están llenos de sentimientos. Los perros es un montaje donde el texto, escrito por Nieto, sirve de excusa para contar una historia que va más allá de lo que nos encontramos en escena. Habla de todas aquellas personas que son ignoradas por la sociedad, se nos presentan sus inquietudes y se nos descubre todo aquello que queremos ignorar, que son personas tan cabales como los espectadores que nos encontramos en la sala. Un texto que abusa de la repetición para mostrarnos su rutina, un día detrás de otro, sin variación, sin cambios.


El reparto lo componen una María Díaz que está brillante. Su personaje lleva una carga pesada que no la deja avanzar y Díaz la muestra frágil y sensible. Espectacular la escena en la que se queda atascada en el túnel. Sensibilidad a flor de piel. Manuel Ollero “Piñata” indaga en la ternura de su personaje y conquista al espectador con una ceguera bien trabajada. Nieto, por su parte, ejerce de líder y su personaje, Expósito, intenta salir adelante junto a sus compañeros pero en su interior hay el mismo miedo, la misma incertidumbre. El autor de la pieza compone un personaje más realista, con menos taras, y Expósito pasa más desapercibido. Un elenco que sabe trabajar en equipo, que se escucha y se contagia la energía.


Los perros es un viaje, una caída al vacío y una llamada de atención hacia nuestro papel en la sociedad. Escenográficamente, el montaje utiliza lo justo pero lo maneja con solvencia. Impactante el panel hecho con ropa, sobre todo cuando conocemos su significado. Una frase que define a los personajes, “La guerra no debe de ser tan mala porque los que se fueron a verla nunca volvieron”. Una obra que merece la pena ser vista, ser sentida.


 Últimas  
 Criticas  
bottom of page