Juicio a los humanos, la pesadilla del hombre
En una época donde la justicia cada vez es más cuestionada por su labor justiciera, Onira Teatro nos transporta a un juicio en el reino animal donde los acusados son los humanos y los jueces, abogados y testigos, los animales. Dirigido por José Piris, esta “comedia poética con mucha garra”, como la define la compañía, mezcla teatro infantil con conceptos de adultos, mezcla clown con animalización y consigue que los adultos pasemos un rato divertido y nos cuestionemos si de verdad estamos tratando con justicia al resto de seres vivos.
El humano es acusado de calumnias, malos tratos y genocidio al reino animal. La acusación la realizan los propios animales y su defensa, el mejor amigo del hombre, el perro. Un búho es el juez y una serpiente la fiscal. Delante de sus ojos, se sucederán una serie de ataques en los que se pondrán sobre la mesa si realmente los humanos quieren o no a los animales.
Juicio a los humanos se presenta como una comedia en la que lo que importa es el exterior. Escenografía, vestuario e interpretaciones que parten desde lo exterior para llegar a la reflexión del espectador. Un gran trabajo de vestuario que insinúa más que enseña y una escenografía que, salvo una silla cuyas ruedas no estaban bien ocultas, están muy bien trabajadas. La dirección de José Piris parte de un importante trabajo de animalización que distingue a cada personaje sin importar la actriz que lo realice; de hecho, algunos cambios son imperceptibles a la vista del espectador. Otros son realizados con descaro, “que bien sienta mudar la piel”, dice la serpiente. La presentación de los personajes es eficaz y deja bien claro al espectador el carácter de cada animal, recurriendo a un acento para identificar a cada uno. Resulta divertido cuando las cuatro actrices realizan el mismo animal, descubrir los matices que le da cada una es un buen juego.
Sin embargo, Juicio a los humanos recurre al clown y a la comedia pero le falta verdad, que los animales sientan sus pesares como propios, no como algo externo que no va con ellos. A Juicio a los humanos le falta emoción y le sobra concienciación evidente. El reparto realiza una labor excelente en su campo. Todas han trabajado muy bien lo que se les pedía y lo resuelven de manera efectiva. Son Ana López, con su divertidísimo búho, y Estefanía Rocamora, con un cabrón y un mosquito muy bien trabajados, los que encandilan al personal de manera excelente. Alexandra Calvó desprende sensualidad con su serpiente y tiene un buen dominio del cuerpo. Noelia Sánchez, sin embargo, se queda algo más descolgada con los personajes que le ha tocado interpretar, sobre todo, su principal, un perro al que le podía haber sacado mucho más partido.
Juicio a los humanos es una comedia sobre la destrucción del mundo animal donde los propios espectadores ejercen de público feroz contra ellos mismos. Un buen trabajo en equipo que coordinado por José Piris consigue que el público se mantenga siempre atento y con ganas de ver más y más personajes, mejor dicho, animales. Sin embargo, tanta presentación de personajes hace que el ritmo de la función se vaya perdiendo y los asistentes captemos rápidamente la esencia de una estructura dramática simplona y sin sorpresas.