Los vecinos de arriba, cada pareja es un mundo
Una comedia con aire cinematográfico y con un comienzo demasiado frontalista, se nos presenta en la primera incursión teatral de Cesc Gay y Candela Peña. La suerte del principiante teatral ha calado hondo sobre ellos y nos encontramos con humor, personajes ricos y agradecidos y un patio de butacas que disfruta los comentarios de esos vecinos que dejan pronto de fingir para decirse las cosas a la cara, sin techo ni suelo de hormigón. Pilar Castro, Xavi Mira y Andrew Tarbet arropan a una Candela Peña que aprovecha sus inseguridades sobre la escena para darle a Ana un toque perfecto de inestabilidad.
Marido y mujer, Julio y Ana, reciben en su casa a sus vecinos de arriba. Ella con ganas de agradecerle su ayuda en la reforma del piso, él con ganas de huir a la terraza a observar el cosmos. Los vecinos, con ganas de fiesta. Los cuatro protagonizarán una serie de situaciones incómodas y dispares donde se verá la diferencia de cada pareja. Y es que, como bien se dice, cada pareja es un mundo.
Sin lugar a dudas, Cesc Gay consigue con Los vecinos de arriba entretener al espectador con el humor de los personajes y el humor de la situación. No necesita adentrarse en chistes fáciles sino que nos sorprende con las ocurrencias de sus personajes y lo disparatado de la situación. Disparatado, sobre todo, por la cómica sinceridad de los vecinos, por lo directo del momento y por la incomodidad que provoca. El encuentro de estas dos parejas le sirve al autor para hacer una disección de la vida en pareja, de los tabúes y de lo que uno espera o quiere ser y no es por miedo o temor al que dirá el otro, y a la vulnerabilidad del juicio de los demás. No tiene que haber nada prohibido de antemano entre dos y, socialmente, están muy establecidos los límites.
Con ironía y golpes bajos; así destapan Ana y Julio sus trapos sucios ante Gloria y Brian. El reparto masculino esta genialmente tratado. Si Almodóvar es el director de las actrices, Cesc Gay se está convirtiendo en el director de los actores. En Truman, los dos intérpretes están soberbios y aquí tanto Xavi Mira como Andrew Tarbet aprovechan cada frase, cada gesto a favor de la función. Pilar Castro está estupenda, adoro a esta actriz por la energía y el buen rollo que desprende sobre el escenario. Candela Peña, la más fácilmente criticable en su estreno sobre las tablas, es inteligente y aprovecha su inseguridad y miedo para prestarle una incomodidad a su personaje que la hace vulnerable y con la que el público empatiza muy pronto. Quizá se muestra demasiado encorsetada y necesita sacar más voz pero Peña brilla con luz propia y es un placer poder verla en escena.
Los vecinos de arriba se convierte en la comedia recomendable para amantes del teatro y para los que lo ven por primera vez. El cine está muy presente, la escenografía de Alejandro Andújar nos muestra un plano general sin atisbo de teatralidad, y los personajes viven en una casa sin tener que imaginar nada. Todo está puesto en escena. El único pero, un final que deja a los espectadores un tanto fríos. Ya no hablo de que sea más o menos abierto sino de que parece que las verdades que los anfitriones se dicen a la cara delante de sus vecinos no estaban siendo tomadas demasiado en serio. Creo que falta una conversación final que nunca se da. Cada espectador tendrá que imaginársela.