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Addio del passato, melodrama operístico



El aria más conocida de La Traviata sirve de título para la obra que Julio Bravo ha escrito inspirándose en el libreto original de Francesco María Piave. Y tanto la historia como el montaje tienen mucho de operístico. La protagonista, interpretada por Lola Baldrich, no canta en la sala de La Pensión de las pulgas, pero su aire de diva de la ópera se desprende por las cuatro paredes del salón. Blanca Oteyza dirige esta obra basándose en la historia de amor y en sus desencuentros. Un melodrama de lágrima fácil que alaba una interpretación sin contenciones de Baldrich.


Como en la ópera de La Traviata, una mujer encuentra su verdadero amor en brazos de un desconocido. Lo deja todo para vivir unos meses tórridos de fulgor que se acaban por agentes extraños. Aquí, la protagonista es una cantante de ópera reconocida que abandona su profesión para fundirse en los brazos de un admirador. Todo cambiará tras un encuentro con la hermana de este, que le hará abrir los ojos con no muy buenos modos.


Addio del passato encantará a los amantes de la ópera, a los amantes de las novelas románticas y de estos dramas de amor imposible que nunca acaban bien. Hay melodrama en la obra de Julio Bravo, los intérpretes se dejan llevar por la pasión, por el amor y por el desenfreno de una historia visceral. Es verdad que hay poca originalidad en el argumento pero no podíamos esperar otra cosa ya que es una revisión de todo un clásico del mundo de la ópera.


La intensidad de las interpretaciones a veces excede al espacio en el que se vislumbra. Los actores tienen al público a dos palmos de distancia, a veces incluso menos, y el griterío y la violencia puede provocar rechazo desde tan cerca, sobre todo cuando no está controlado –José Emilio Vera se llega a chocar con una señora en un violento arrebato-. Eso también se aplica al drama, más trágico que dramático en varios momentos, algo que no se vería así si, con la misma intensidad, estuviésemos en un teatro más clásico.


Blanca Oteyza ha sabido llenarse de un buen reparto que vive con entrega las vicisitudes de sus personajes. Llaman la atención sobre todo las actrices y una Lola Baldrich que sufre sin mesura y con verdad la tragedia de Margarita Gauthier. Baldrich viaja con el personaje y no pasa por alto ningún momento doloroso del mismo, aunque creo que todavía puede aprovechar más los momentos de debilidad y fragilidad. Genial en las variaciones de intimidad, la energía cambia según el fingimiento que su personaje tenga que hacer, bien trabajado. Bonita e intensa escena final la que comparte con Noemí Rodríguez, actriz que sabe trabajar en La Pensión de las Pulgas y modula de manera acertada la intensidad del drama. Carolina Herrera aprovecha su escena y cumple con su cometido. Genial entrada también la de Fran Calvo que nos cautiva con su sonrisa, aunque al final está más descompasado con la propuesta y le falta amor y dolor.


Con un trabajo cuidado de vestuario femenino y unos zapatos que roban la atención, una de las joyas de Addio del passato es que nos involucra de lleno en el mundo de la música clásica con la incorporación, en los cambios de escena, de la violinista Ruth Rubio, que aporta un clima cálido a este drama amoroso.


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