Locas, seres humanos estropeados
Tan sólo hay una fina línea que separa la locura de la cordura, una línea muy fina, casi invisible que puedes romper con solo un soplo. Un soplo es un día en el que te levantas con el pie izquierdo, un día en el que ves tu vida desde lejos y eres consciente de que no es lo que habías soñado, un día en el que las historias absurdas de El Diario de Patricia se parecen demasiado a la tuya y un día en el que te das cuenta de que llevas casi una semana sin hablar con tu marido. Ese día, visitas al psiquiatra y ya no hay vuelta atrás… ¿o sí? Porque si algo vemos en Locas es que esa línea quizá no está donde debería estar y esos seres humanos estropeados no son conscientes de que lo están. José Pascual Abellán dirige a Maribel Jara y a Ana Casas en un drama cruel, ácido y de risas entrecortadas.
Jennifer y Marta o Gregoria y Martirio, dos caras de una misma moneda. Aparentemente, sólo puedes encontrar diferencias entre ellas. Una es una empresaria de éxito repleta de papeles y reuniones y la otra una ama de casa resignada a base de pastillas. ¿Qué las une? La consulta de un psiquiatra y una puerta que nunca se abre. El tiempo pasa y las verdades salen a la luz.
Locas es un montaje sobre el que es mejor no saber nada. Sólo lo que se nos presenta. Nada más es necesario. Dos mujeres locas, ¿o no? Una introducción interesante y atractiva hace que el espectador quede atrapado en la historia de la locura. Sólo el centelleo parpadeante de una bombilla nos alumbra el escenario mientras las dos actrices nos detallan la evolución de la locura a nivel social. Para terminar diciendo que “la comprensión de la locura está lejos de ser completa”. A partir de ahí, empieza la historia.
Las dos actrices que protagonizan Locas presentan dos personajes magníficamente construidos y consiguen que ningún espectador se despiste durante la hora y cuarto que dura la función. Maribel Jara tiene el personaje más agradecido, se luce y te la comes. Me encantan esos momentos en los que ordena las revistas, mira el reloj, se coloca bien el pelo. Una sucesión de acciones que definen con certeza al personaje. Viva imagen de una mujer desquiciada. Ana Casas tiene el personaje más complejo, porque todo lo guarda dentro o eso nos hace creer. Intentamos reconocer en sus palabras y acciones todo su mundo interior y creemos conseguirlo hasta que el giro dramatúrgico que nos propone Pascual Abellán nos sorprende y nos deja mudos. A veces no termina de convencernos con su manera de comportarse y el giro final podría haber sido más extremo, pero Casas cumple su cometido. Genial en su monólogo que da comienzo al desenlace.
“Matarse es un capricho que no todo el mundo puede permitirse”. Suicidas y homicidas. De todo puedes esperarte en este montaje y esta frase que dice Martirio es única. Locas es un apabullante ejercicio interpretativo mitad contención, mitad exhibición. Una montaje sencillo que refresca la idea de que con un buen texto y unas buenas interpretaciones, no necesitas nada más.