Swingers, pim, pam, pum y a disfrutar
Swingers se presenta como una de las comedias refrescantes, picantes y calurosas del verano. Y lo consigue aunque, en ocasiones, peque de un humor demasiado fácil. Quizá recuerda demasiado a Los vecinos de arriba, comedia más elegante que ha arrasado en el Teatro La Latina, pero con un montaje menos apabullante y donde la escala social también influye. Aquí no hablamos de vecinos sino de jefe y subordinado, aunque sea de una funeraria. Tirso Calero escribe y dirige esta comedia que hará plantearse la esencia de su relación de pareja a más de uno.
Swing significa intercambiar y swingers son aquellas relaciones de dos que hacen intercambios de parejas, aquello del amor libre pero, en este caso, dual. Paco y Carmen es la pareja estándar por excelencia, la tradicional, él trae el dinero a casa y ella cuida del hogar y de sus hijos. Pero a ella no le gusta nada este plan y en su cabeza su único objetivo es romper con eso. En su interior, es una cuarentona sexy y con ganas de fiesta. Uno de los peros es que a Beatriz Rico le vemos esto desde el principio, no puede evitar mostrar esa faceta del personaje desde la primera escena, anulando así la sorpresa en el espectador. Por otro lado, están Don Emilio, el jefe de Paco, y su joven esposa, Verónica, que les descubrirán un mundo que hará tambalear los cimientos de su relación para siempre.
Pim, pam, pum y a disfrutar. Ese es el lema que deja en nuestra mente la comedia de Calero. Nos divertimos pero Swingers necesita cuidado y limpieza. No puede ser que la caída de unas cenizas tenga la importancia que tiene y luego acaben pisándose como si tal cosa. También necesita agilidad. Las escenas de Don Emilio con su terapeuta no hacen avanzar la acción sino paralizarla –las transiciones en ese tan tradicional como odioso oscuro tampoco ayudan-, cuando lo único que necesita esta comedia son escenas de ritmo ágil donde los personajes se muestren vivos. El reparto hace todo lo posible por darle vida a esta historia y a unos personajes que están demasiado vistos pero que nos hacen volvernos a reír de los ya reído. Especialmente divertida está Sara Gómez, que nos sorprende con un acento venezolano inicial y nos enamora. Su personaje es el más loco y el que encandila al público. Gómez le presta su energía y locura y acierta de pleno.
El reparto masculino -¿por qué ellas son tan sexys y tan exuberantes, aunque Rico intente evitarlo, y ellos son tan hombres de casa y mando?- acierta en su interpretación, aunque necesitan mayor implicación, hacen lo que saben que hacen bien y funciona. Cucalón es una estrella en este tipo de personajes y se le ve como pez en el agua y Lara aprovecha varios momentos divertidos aunque no termina de sentirse a gusto en sus monólogos con el terapeuta.
A pesar de que necesita limpieza y agilidad, Swingers es una muy buena opción para ver teatro este verano. Algo refrescante con momentos de mucho humor que hacen reír al espectador. El avance de las funciones y el calor del verano hará que todo fluya con más frescura.