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Satisfaction, mamá, vengo del futuro



Una comedia de ciencia ficción, esta es la primera premisa que conocemos de Satisfaction, un texto de Blanca Bardagil que explora los límites del tiempo y nos adentra en un drama familiar contado con tintes cómicos. Pedro Casas dirige con buen ritmo esta historia que protagoniza Rafa Delgado.


¿Por qué viene del futuro? ¿Qué pretende? ¿Qué quiere conseguir? ¿Quién es quién? Estas preguntas son las que inundan nuestra mente al comienzo de la función. ¿Quiénes son estos personajes? Una situación futurista en un presente donde la incredulidad en estos temas es lo normal. ¿Qué harías si tu hijo de tres años viene del futuro con treinta a decirte lo que tienes que hacer?


Satisfaction consigue hacer creíble una situación de ciencia ficción y eso ya nos atrapa, nos mantiene alerta, en vilo. Los viajes en el tiempo no son nada nuevo en la ficción pero teatralmente hablando, está poco visto y es interesante ver como se resuelven algunos momentos complicados. Hay una sorpresa para el espectador que os dejará boquiabiertos. No digo más. Los personajes se enfrentan a una situación extrema y contar esto a través de la comedia puede resultar complicado. El resultado final es bastante eficaz pero deja en los personajes una falta de implicación a veces demasiado condescendiente. La obsesión de la madre por irse a Bruselas es demasiado grande; es necesario para provocar el conflicto, pero ni textualmente ni actoralmente, vemos esa necesidad, lo que hace que el drama sea menos interesante y pase a ser mera cabezonería. No empatizamos con la madre y es una pena.


Rafa Delgado desenvuelve muy bien la papeleta que le ha tocado llevar a cabo. Un poco pasado en expresividad con respecto al resto del reparto, consigue que el espectador quiera saber más de él y está muy creíble en los momentos más íntimos. Isabel Alguacil no termina de implicarse con lo que le sucede a su personaje y necesita conectar con su situación y con lo que pasa en escena. Cristina Zapata da buena energía a su personaje, aunque nos despista lo pizpireta que era en el pasado la canguro. También necesita mayor implicación en algunos momentos. Hacer comedia no significa que al personaje le afecten menos las cosas.


Las referencias al tiempo, al pasado y al futuro son las justas y las acertadas, hacen reír al espectador pero sin pasarse de gracioso. Bien ajustada también la comicidad de la situación y los choques entre los personajes. Casas dirige la escena con ritmo y lleva a los personajes a buen puerto. Sin embargo, Satisfaction no deja buen sabor de boca por un final precipitado y sin antecedentes. Tenemos la impresión de que Bardagil se ha sacado de la manga el conflicto entre pasado y presente para concluir su historia pero quizá debería haber mostrado antecedentes con anterioridad para que, en su dramaturgia, no quedase como un injerto, un añadido para concluir la historia. A pesar de este amargo final, creo que la propuesta es compleja y se resuelve con credibilidad y seguridad.


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