Bajo terapia, una sesión sin inocentes
“En esta terapia no hay inocentes”, dice Daniel, interpretado por Fele Martínez, en un instante de la función. Cada una de las partes de la pareja es culpable, en cierta medida, de lo que ocurre en su relación y así se verá en Bajo Terapia, la obra escrita por Matías del Federico y dirigida por Daniel Veronese que inicia esta semana su segunda temporada en la cartelera madrileña, avalada por una extensa gira de éxito y público. No es para menos, seis intérpretes se sumergen sin snorkel en una terapia que sacará del fondo del mar los secretos más escondidos de sus personajes.
Tres parejas asisten a terapia psicológica. La de hoy es un poco especial. Su psicóloga, Antonia, los ha dejado solos para que, con unas instrucciones guardadas en sobres de riguroso orden, hablen y compartan sus problemas, sus inquietudes y esas cosas que estropean la pareja día a día. Rutinas aparte, entre todos intentarán llegar a una solución a sus problemas.
El método Grönholm se aplica también, a su manera, a las terapias de pareja. Y así lo concibe Matías del Federico en Bajo terapia. Las pautas iniciales para una prueba de selección laboral parecen asemejarse a esta terapia de pareja conjunta. Un pensamiento que se evapora al entrar de lleno en la apertura de sobres y en el conocimiento de unos personajes trabajados con amor, no hay mirada que no esté hecha desde el personaje y no hay sonrisa que no tenga como motivo un gesto del otro, esto es vida y se sube al escenario. El reparto se escucha y el público asiste a las discusiones y juzga, se pregunta y responde a las preguntas que en escena se plantean. ¿Ha vivido alguno de estos problemas de pareja? Seguramente.
Veronese ha sabido construir una comedia donde el tiempo se para en los pellizcos dramáticos. Momentos que son complicados de construir pero que el director lo consigue con acierto, respaldado, eso sí, por seis actores que dominan la comedia pero sorprenden cuando la tensión sube. Destaca en su silencio, Carmen Ruíz, que maneja asombrosamente cada paso evolutivo de su personaje. Es imposible no fijarse en ella aunque la acción esté en otro lado. El resto del reparto comparte un buen nivel cómico, aunque la pareja de Melani Olivares y Fele Martínez nos hace reír en cada discusión y ‘pullita’ que se sueltan. Gorka Otxoa despista cuando la cosa se pone seria, aunque nos divierte con energía, algo que supera con nota Manuela Velasco, con sorprendente verdad y sinceridad. Juan Carlos Vellido gana presencia junto a su personaje, llegando al final con sobresaliente interpretación. Un elenco bien dirigido con libertad pero controlando cada ascenso en la trama.
Bajo terapia no sería lo mismo sin un final donde las risas se apagan. Sólo digo esto. Una función que te hará pensar y que te dejará sin aliento. Lo que está claro es que cuando todos los engranajes de un equipo funcionan correctamente, asistimos a espectáculos tan redondos como este. ¡Gracias!