top of page

Lluvia constante, la lógica de la sangre



Cuanto te hablan genial de una función que no has podido ver, siempre se te queda el coraje de la oportunidad perdida. En este caso, la oportunidad volvió a surgir y no la iba a dejar escapar. Lluvia Constante es un thriller a la americana hecho teatro, como esa Muerte de un viajante de Arthur Miller que siempre está presente en la biblioteca teatral de cualquier amante de las artes escénicas. David Serrano nos descubre este texto de Keith Huff y crea una atmósfera de thriller policiaco con personajes oscuros que nos abofetean la cara con su realidad. Pepe Ocio sustituye a Peris-Mencheta y tengo la sensación de que encaja mejor en el perfil, y que, aunque a veces le falte algo de fuerza, crea mayor contraste con el siempre genial Roberto Álamo.


Dos amigos de batallas de la calle. Ambos policías, eternos aspirantes a inspectores. Su vida es demasiado oscura para acabar bien, por lo menos para los dos. A lo largo de la función veremos cómo durante dos noches o alguna más, su vida cambia para siempre. Algún día dejará de llover y veremos nuestras pisadas en el barro, ese barro que manchará para siempre a estos dos amigos.


Mezclando lo narrativo y la acción, Serrano teje una fina línea separando ambas realidades y obligando a los intérpretes a desfilar por esa delgada cuerda ante un precipicio complicado. A Ocio le faltan algunos pases para salir y entrar sin distracción. Estoy seguro de que lo conseguirá. Álamo demuestra que se puede hacer y muy bien. Consigue encajar escena y narrativa saltando de un lado a otro como si fuesen charcos disfrutones. Ambos intérpretes nos presentan personajes juzgables y tienen la difícil tarea de que el público los comprenda. Cada vez les cuesta más, el espectador está sumergido en la historia y cuando nos interrogan directamente nos despiertan de nuestro sueño, volvemos a la realidad, a esa realidad que nos explica que no estamos ante algo ficticio, sino que pasa, por desgracia, en sitios que no son las películas.


Roberto Álamo es capaz de mostrarnos el corazón de los personajes más duros. Domina como nadie la vulnerabilidad del hombre grande, aparentemente sin sentimientos, y los saca a relucir como si fuese un niño pequeño. Ocio es un gran partener que, en ocasiones algo tenso, consigue emocionarnos al avanzar la función, cuando su personaje se descubre con dos monólogos espectaculares. No es nada fácil lo que hacen pues la puesta en escena está diseñada para relucir el trabajo interpretativo, sus virtudes y defectos. No es sencillo salir indemne de esta batalla escénica.


Dolor, traición, familia, alcohol, putas, sangre y muerte. ¿Qué te hace falta para ser feliz? Lluvia constante presenta verdad en escena, incluso la lluvia moja el pelo, la piel y la ropa de los protagonistas. Las recreaciones se llenan de acción despertando la imaginación del espectador y las narraciones terminan siendo palabras de confesionario donde el público pone la penitencia. El propio autor también pone la suya… ¿Quién es el verdadero padre de familia?


 Últimas  
 Criticas  
bottom of page