Dos días, ¿jugamos a ser amigas?
La entrada en forma de guion cinematográfico nos avisa. Esa referencia metafórica a las dos hermanas que juegan amigas también. Nada es lo que parece. ¿Cómo se puede cambiar tanto en tan sólo un día? Lo descubriremos en esta obra, escrita por María Inés González y Miguel Ángel Cárcano y dirigida por este último, que aunque en un principio tienda al estatismo y a una cierta linealidad, más tarde todo eso se rompe dándole una explicación sencilla que intentaré no desvelar para no hacer spoiler. Guillermo Barrientos y Eva Marciel luchan en esta encrucijada interpretativa.
¿Qué es eso que nunca le has contado a nadie, incluso ni a mí? Ese matiz, incluso ni a mí, deja presagiar mucho, aunque no nos demos cuenta. ¿Quiénes son estos dos personajes, que supuestamente se conocieron hace un año y se enamoraron a en tan sólo dos días? El amor no fue consumido pues ambos tenían pareja pero, un año más tarde, el destino, el azar o la voluntad humana los ha vuelto a reunir, ahora solteros, en el mismo hotel. También dos días.
La dirección de Cárcano parecía austera, sin grandes pretensiones. Estática, muy cinematográfica, tendiendo puentes a la naturalidad, en ocasiones, un poco plana,… pero todos esos adjetivos se rompen al segundo día. Todo se rompe al segundo día. Y aparece lo descontrolado, el movimiento, desaparecen las buenas formas y la energía que estaba guardada en lo más profundo de los personajes. Una muy buena decisión de dirección que, aunque pueda causar cierto tedio al inicio de la función y la ruptura puede llevarse más al extremo, las preguntas que nos hacemos pueden mitigar el estatismo del montaje. El texto, a veces tendiendo a lo artificial, también explica muy bien su objetivo. Es cierto que la sorpresa que Dos días guarda al espectador puede estar vista por los que consumimos mucho teatro pero, sin duda, sorprenderá al espectador menos iniciado.
No quiero tratar aquí temas de la obra que destruyan sorpresas en la función, aunque está claro que, para crear conflicto, algo tenía que fallar a la mañana siguiente. Dos días guarda buenas frases, “Te quiero, por eso duele tanto”, que dejarán tocado a más de uno que se sienta identificado con este par de personajes, con la fragilidad de las relaciones humanas y del mimo que nunca hay que olvidar darle.
Todo explota en tan sólo un segundo. Un segundo que avanza más en la ficción que en la mente de los actores, que van arrastrando la energía, forzándola a veces, hasta encontrarse de verdad con el conflicto de sus personajes. Cuando se enfrentan de lleno con ese choque, el corazón sale a flote y sus reacciones son sinceras. Guillermo Barrientos tiene momentos muy buenos de verdad y destila un humor muy sutil en su personaje. Eva Marciel, aunque todavía hay partes del texto que no ha hecho suyas, la mirada con que mira a Barrientos, Silvia a Jorge, mejor dicho, aporta mucho a su personaje. Un toque de desesperación mezclado con infantilismo que hace que su personaje pierda fuerza.
Dos días mejorará bastante con el paso de las funciones, lo tengo claro. Hay buena materia prima pero los intérpretes tienen que ganar en confianza y sentir que son uno en escena. Fluir y dejarse llevar. Sólo con eso, que no es poco, la función brillará como tiene que brillar. Hay trabajo por delante, señores, ¡qué bien!