Demonios, te quiero pero no me gustas
La pareja normal y aburrida frente a la salvaje y despiadada. Demonios se convierte en un ensayo sobre lo peor del ser humano, sobre la capacidad de hacer daño al otro, de sacar de quicio al otro y la capacidad de conseguir que ese otro parezca peor que tú. Julián Fuentes Reta dirige este texto de Lars Nohen, convirtiendo en parejas a Ruth Díaz y David Boceta, por un lado, y, por otro, a Alberto Berzal y Paola Matienzo.
Acaba de morir la madre de Frank. Su hermano está a punto de llegar para ver qué hacen con sus cenizas, pero nunca llega. En cambio, sí que llega su vecina Jenna que provocará en Frank la oportunidad de dar un giro a su vida. Sus respectivas parejas, Katarina y Tomássean entrarán en u juego peligroso del que es imposible salir.
Demonios se presenta con extrañeza, algo lejano y algo alejado del espectador. Quizá haya demasiado vacío escénico, quizá necesite sentir más de cerca lo que transcurre en escena. Bajo esta premisa, la función adquiere poco a poco tonos más oscuros, más misteriosos. Oscuridad que se convierte en salvajismo y visceralidad. Porque, al final, lo que nos acabamos encontrando son personajes que se sorprenden a sí mismos y dejan atónito al espectador, personajes que no terminan de definirse y que pueden hacer cualquier cosa en cualquier momento, porque todo tiene cabida en el ser humano, sólo depende del momento en el que lo vivas. En Demonios no hay cortapisas, llega un momento en el que no hay espacio para la doble cara, el escenario se llena de brutalidad y no hay espacio para obviar las tentaciones. Ese ¿qué ocultan?, ¿qué guardan? del principio ya no tiene cabida aquí. Sin embargo, ese extremismo de los personajes llega a veces por la fuerza, no hay un causa efecto, aunque, tal y cómo es el ser humano, ¿qué sabes lo que puede hacerme estallar?
Fuentes Reta propone ese extremismo escénico en una escena casi vacía, donde a veces echamos en falta no ver tan despejado todo. Pero quizá representa ese vacío de esperanza que impregna el corazón de los protagonistas, interpretados como un salto al vacío por Paola Matienzo, Alberto Berzal, David Boceta y Ruth Díaz. Los cuatro consiguen mostrar una primera impresión que se rompe a lo largo de la función. Los cuatro mantienen una función irregular en cuanto al ritmo pero protagonizan momentos de excelencia interpretativa. De todas las escenas, me quedo con la que comparten Berzal y Boceta, de una energía interior brutal, donde parece que todo puede estallar en cualquier momento, donde las verdades se dicen a la cara y las mentiras se escupen para hacer daño.
Demonios se convierte en el extremo más extremista del ser humano, en ese lobo feroz que parecía dormido en mitad del monte pero que ha bajado a la ciudad para devorar a sus presas, se convierte en el destrozo del corazón de tu ser querido, en ese saco de boxeo al que puedes golpear hasta quedarte extasiado,… Y nosotros lo vemos, lo disfrutamos, y alucinamos de frases tan oscuras y dolorosas, tan quebrantables como te quiero pero no me gustas.
Puedes disfrutar de este montaje dentro de la Tarifa Plana que te propone el Club YMás.